Domínguez: “Si queremos buenos partidos políticos debemos reformar la Constitución”
Por: Dany La Torre

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SOSTIENE MAGISTRADO DEL TC

El país requiere de nuevas reformas constitucionales que se adapten a las necesidades del pueblo peruano. Particularmente, estas deben aplicarse en la dimensión orgánica y el sistema económico de la Carta Magna. Sin embargo, de acuerdo al magistrado del Tribunal Constitucional, Helder Domínguez Haro, este proceso podría dificultarse por el fraccionamiento político en el Congreso. Por ello, señaló que es necesario aplicar reformas constitucionales que den “una fisionomía propia a los partidos políticos”.

Asimismo, explicó que, a fin de mejorar la situación política con miras al futuro, deben reformarse algunos aspectos de representatividad en el parlamento con la ampliación del número de escaños. “En el año 1993 éramos 24 millones de peruanos para 120 congresistas, hoy somos 33 millones para 130 congresistas. Es decir, hay un déficit de representación”, ejemplificó.

Es preciso señalar que el magistrado visitó la ciudad blanca para participar del segundo día del XV Congreso Iberoamericano que se desarrolla en el campus de la Universidad Católica Santa María. En dicho evento se desarrollaron 14 talleres en materia jurídica. Ponentes nacionales e internacionales explicaron diversos temas como: sistema de justicia y reforma judicial, vacancia presidencial, acusación constitucional, entre otros.

¿Qué tan favorables son las reformas constitucionales para el país?

Toda Constitución es producto del ser humano, de un consenso y busca el principio de perdurabilidad. Como producto humano puede ser modificado o perfeccionado, en el ámbito jurídico, eso se llama enmendar o reformar una Constitución. Para eso se deben tener en cuenta mínimo dos requisitos: evaluar si es esencial modificar una institución o una categoría en materia constitucional y su oportunidad.

Hemos visto las propuestas de la reforma de nuestro texto fundamental a través de iniciativas congresales o de la misma ciudadanía y creemos que son bienvenidos, pero tenemos que preguntarnos si estas propuestas son oportunas o se deben dar en el actual contexto, eso amerita un análisis de contexto para luego examinar el contenido constitucional. Estas propuestas probablemente se judicialicen o no en algún momento. En Perú vivimos un proceso de judicialización de la política y otros campos, lo que creemos es que en este tema puntual se debe analizar el contexto.

¿Estos dos requisitos se presentan a la fecha?

El Perú desde hace dos o tres años vive una situación de crisis o una situación de inestabilidad en todos los campos como el político y el económico. Ese no es un campo adecuado para algunos cambios estructurales. Nosotros no queremos parches o cambios a la Constitución, sino un cambio integral de la misma. Eso supone darnos tiempo y estar en una situación donde los poderes públicos no sólo tengan el ánimo de colaboración, sino también un sentimiento constitucional para mejorar las cosas.

Si queremos hacer cambio de un determinado artículo o capítulo, debe hacerse de manera concordada con otros artículos. La mirada debe ser integral y no dar una propuesta que no guarde relación con otros artículos y pueda generar incluso una contradicción dentro del texto constitucional.

¿Particularmente qué reformas deben considerarse?

En las últimas décadas, ya es necesario hacer algunos cambios a la dimensión orgánica de la Constitución, vale decir la estructura de la Constitución y la estructura del estado peruano. Hacer cambios a los poderes públicos como el Ejecutivo, Legislativo, Judicial y demás órganos autónomos constitucionales con el objeto de buscar estabilidad y equilibrio entre los poderes públicos, es decir, uno puede estar por encima de otro. Nuestra mirada es ver qué cambios se pueden hacer en sus atribuciones, funciones, en el título relacionado con las relaciones entre poderes públicos. Eso debemos mejorar, no olvidemos que nuestro sistema es presidencialista para algunos y para otros es semipresidencialista. Ahí deberíamos dar alguna respuesta para evitar algunos conflictos de poderes o problemas que surgen al momento de ejecutar o interpretar una norma jurídica.

Además de la estructura orgánica, podemos hablar también del sistema económico de la Constitución. La pandemia nos ha mostrado las debilidades del Estado para afrontar los problemas de salud del ciudadano de carne y hueso. Por ejemplo, los centros de salud privados no pudieron responder ante la necesidad de acudir a un centro y poder enfrentar una pandemia. Con eso se evidenció ciertos problemas sobre si aplicar una ley o no hacerlo. Esto no para intervenir los centros privados, sino coordinar a través de una ley una debida participación del Estado para asegurar lo más valioso del ser humano que es la vida.

¿En esta última dimensión que mencionó, qué tipo de cambios se deberían aplicar?

Por ejemplo, mejorar la ley existente en cuanto a la participación de la función subsidiaria del Estado o reformar la Constitución en lo que se refiere al régimen de excepción, es decir, la intervención del Estado no solamente debe darse en catástrofes, sino también en problemas sanitarios como lo que ha ocurrido.

Con la actual coyuntura política que tenemos, es decir, la confrontación entre Ejecutivo y Legislativo, ¿cree usted que se puedan dar estos cambios tan necesarios para el país?

Es una pregunta difícil porque hay muchas divisiones. Cuando el parlamento entró en funciones había más o menos siete bancadas, ahora hay doce o trece. Es decir, el proceso de fraccionamiento está aumentando. Somos respetuosos de que exista libertad de opiniones y diferencias, pero cuando vemos que se van multiplicando las bancadas o una excesiva participación de partidos políticos, no se ayuda al consenso. Por ejemplo, ahí se necesita una reforma constitucional para tratar de buscar un equilibrio de la participación ciudadana con los respectivos órganos políticos. Nosotros creemos en los partidos políticos porque, hasta el momento, es el mejor invento del ser humano para llegar al poder político en el mismo sentido de la expresión, es decir, como organización. Lo distinto es que el poder político se desgaste o se abuse del poder. Entonces la idea es que se construya y consolide los partidos políticos y no abonar a su destrucción. Sólo un artículo de manera concreta regula los partidos políticos y en otra los menciona en relación con los derechos políticos, entonces se requiere reformar la Constitución dándole una fisionomía propia a los partidos políticos. Eso va a permitir que las leyes que desarrollen en el tema de los partidos políticos, estén en mejores condiciones para afrontar la realidad. La ley puede cambiar, pero la Constitución tiene un cambio gravoso y requiere un periodo largo para poder reformar. Si queremos buenos partidos políticos debemos reformar la Constitución.

Tratándose de ese punto, bastantes juristas han mencionado la relevancia de aplicar reformas en los partidos políticos, incluso, antes de un posible adelanto de elecciones para no tener más de lo mismo, ¿pero qué puntos se deberían cambiar particularmente?

Por ejemplo, el financiamiento de los partidos políticos no está tan bien regulado en la Constitución. Ese es un tema importante porque requiere fondos. La democracia no es barata porque supone mecanismos de transparencia y participación. Eso cuesta, entonces tenemos que partir de esa premisa. Por eso nuestros mayores esfuerzos están orientados a una democracia más eficiente y equilibrada. El financiamiento de los partidos no solo debe ser modificado, sino que también se debe aplicar el control y el seguimiento de los recursos. Otro tema es la representación. En el año 1993 éramos 24 millones de peruanos para 120 congresistas, hoy somos 33 millones para 130 congresistas. Es decir, hay un déficit de representación.

Eso no es popular, pero se debe incrementar el número de congresistas. La ratio de congresistas por el número de población debe ser reflejado en la constitución. Eso también implica mejorar el mecanismo de su elección. Eso es una labor pendiente.

Por otro lado, la opinión del electorado es muy cambiante y ahora que Antauro Humala anunció su candidatura, podría ser elegido. Él propone que la Carta Magna de 1979 debe volver a regir, ¿es viable esta propuesta?

Si, lo primero es la fragilidad del voto y puede cambiar básicamente en estas coyunturas. En segundo lugar, para volver a la Constitución del 1979 lo primero que hay que hacer ahí es precisamente reformar la Constitución. Todo intento de volver a una Constitución del 79, implica respetar el proceso constitucional que señala el capítulo de la reforma de la Constitución, es decir, se podría hacer si es que se reforma la Constitución y se rescata los artículos de la Constitución del 79, entonces ese podría ser el camino, pero no podría ser el camino de dejar sin efecto toda la Constitución. No se puede ir por los caminos no constitucionales.

Además de algunos políticos, algunos juristas argumentan que la Constitución de 1993 es ilegítima…

Los autores sostienen que la Constitución no tiene un origen legítimo y otros sostienen que, con el tiempo, se ha legitimado a la Constitución. El próximo año se cumplen 30 años de esta Carta Magna. Entonces fíjese usted que hay dos posiciones. Son puntos de vista, pero desde el punto de vista constitucional, tenemos la Constitución, nos guste o no tenemos que cumplirla.

DATO

Respecto al pedido de los grupos políticos de izquierda que piden una nueva Constitución, ¿es posible que se de en el corto o mediano plazo?

Si quieren una nueva Constitución, esta podría darse en el año 2024. Primero tendría que modificarse la reforma de la Constitución señalando, por ejemplo, una Asamblea Constituyente o alguna convención, pero primero hay que modificar la reforma de la Constitución, eso implica un año. Luego se necesita un año más para elaborar la Constitución, ahí serían casi dos años. Luego, si es que se somete a referéndum, esta propuesta puede estar llegando en el 2024. Es decir, es factible, pero respetando las vías procedimentales de la Constitución que son reformas.

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