Devuelvan la Beneficencia a los buenos que la manejaron
Por: Carlos Meneses

“Devolver a las Beneficencias su antigua forma de hacer el bien es una obligación de la Municipalidad.”

Desde que el gobierno de Velasco intervino las Sociedades de Beneficencia Pública en todo el país, las instituciones conocidas como tales fueron desbordadas por la política y convertidas en inútiles para el beneficio de los pueblos.

Ocurrió igual en Lima que en Arequipa, pues todos recordamos cómo estaba el hospital Goyeneche antes de que los grupos de notables que conducían los destinos de las beneficencias fueran remplazados por trabajadores municipales que no hicieron lo necesario y suficiente para igualar siquiera la labor que cumplieron los primeros.

En Arequipa, el municipio renunció al manejo de las calles en favor de la Beneficencia, pero no fueron corregidos, en ningún momento, los errores que se cometían en ellas. Se crearon las zonas azules para darles más rentas a quienes no podían administrar el inmenso patrimonio inmobiliario y rústico que tiene y que hoy evidencia que la labor benéfica que antes se hacía en hospitales, orfanatos y albergues ha sido remplazada por números mucho menores y no se han mejorado en nada ni la rentabilidad de tales bienes ni tampoco la ayuda que daban a enfermos, ancianos y niños.

Es increíble lo que ocurre y peor aún ahora en que la Beneficencia está en las manos de quién está. No hay quién responda de nada. Antes eran religiosas las que conducían el Goyeneche y el Chaves de la Rosa. Lo que está mal tiene que ser cambiado de raíz y no creemos que se deba continuar con la política seguida desde que las Beneficencias dejaron de ser tales para convertirse en dependencias públicas sin corazón y, además, según parece, sin cerebro.

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