Por: Carlos Meneses

“El desgobierno imperante debe terminar y terminará pues el país no puede marchar a la deriva por un día más.”

El desgobierno que sufre Perú es evidente pues medio país está paralizado por la ausencia de transporte pesado y abastecimiento en los mercados. Sin que el gobierno haga algo por resolver o no puede encontrar salida a los reclamos que no son de ahora sino de bastantes meses atrás. No puede solucionar las dificultades derivadas de un incremento constante en los precios de los combustibles y de los repuestos.

Además, los ministros parecen estar demasiado atareados en defender políticas que corresponderían tratar a los abogados defensores de las partes antes de soplar la pluma a los que están afectados por la ausencia de un timón certero por parte del gabinete y del Poder Ejecutivo.

Este desorden se traduce también en el repunte de la pandemia del coronavirus en su quinta ola, en el descuido de los hospitales y más que de estos en las postas médicas y finalmente, en la transferencia de funciones en gobiernos regionales y municipales.

La ausencia de diálogo entre el Ejecutivo y el Legislativo se mantiene o peor aún se agudiza al extremo de que el Consejo de Estado, organismo consultivo de la República, no se reúne desde hace meses, lo que motiva que la presidente del Poder Judicial se haya animado a convocarlo marginando a quien es el titular del mismo, es decir el presidente de la República.

Si esto sigue o empeora y no hay una intervención o pronunciamiento pronto de la OEA, es posible que lleguemos a lo indeseable pues alguien tiene que devolver normalidad a lo que está alterado y nadie quiere que eso ocurra, por lo menos los que tienen fe en la democracia y en el valor de un gobierno representativo de la voluntad popular que dice que sería mejor que se vayan todos.