A propósito del Foro de Madrid
Por: Juan Sheput – El Montonero

Con comprobado éxito se acaba de realizar en Lima el segundo encuentro del denominado Foro de Madrid, colectivo político que nació teniendo como objetivo enfrentar el avance cuasi hegemónico de la izquierda en Iberoamérica, que ha puesto en peligro no sólo la democracia sino también la libertad y el pleno goce de nuestros derechos humanos.

Este avance tiene varios y lamentables resultados concretos: la situación carcelaria de Jeanine Añez, detenida por el presidente Arce, monigote de Evo Morales en Bolivia; los padecimientos judiciales de la oposición en Nicaragua; la conculcación de las libertades en Cuba y Venezuela; el desastre económico en Argentina; la demagogia de López Obrador en México; el retorno de un presidente corrupto como Lula en Brasil. Cuando uno quiere señalar estos hechos y hacer las críticas correspondientes, recibe una respuesta coordinada, monolítica en cuanto lo ideológico, una suerte de muro que evita que la crítica se consolide y más bien descalifica a las propias víctimas. Así operan el comunismo, el progresismo y la izquierda en esta parte del continente.

Y parte de ese juego es Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) y CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe). Ambos surgieron, en el 2008 y el 2011 respectivamente, por iniciativa e impulso de Hugo Chávez y hoy, en su ausencia, tienen gran influencia de Cuba. No son entidades burocráticas como nos quieren hacer creer, son entidades políticas que sirven de caja de resonancia a los líderes de izquierda de la región. Han hecho noticia los últimos dos meses porque, en el caso de la CELAC, en su cumbre de enero de este año ha anunciado una mayor incidencia de México y Argentina para darle impulso; y en su carta, en defensa del Estado de derecho y la democracia, han firmado, aunque parezca irrisorio, Cuba, Nicaragua y Venezuela. En el caso de Unasur, en la recientísima Cumbre Iberoamericana realizada en República Dominicana este último fin de semana, los presidentes Lula y Fernández, de Brasil y Argentina, al igual que Petro de Colombia, han señalado su deseo de regresar y fortalecerla. Ambas entidades son hijas del Foro de Sao Paulo.

A estas entidades hay que hacerle frente. Ingresar al combate de las ideas, a la batalla cultural. Y para ello debemos tener una estructura orgánica, de tinte político, y eso es el Foro de Madrid. Hay que dotarlo de una línea programática, no dogmática, de un marco ideológico coherente y una vocería, y entender que el campo de batalla de este siglo es el de las comunicaciones. Las grandes batallas ideológicas en América Latina ya no se dan en los bosques tropicales o las montañas, sino en los medios de comunicación y las redes sociales. Hay que entender ese fenómeno y ponernos a trabajar.

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