Por: Carlos Meneses

Recientemente el gobierno publicó un documento denominado Política General de Gobierno, donde están desarrollados los lineamientos a implementarse para lograr la paz social y gobernabilidad. Aseguran que impulsarán políticas democráticas e integracionistas, dirigidas al crecimiento, al desarrollo sostenible y promover la paz y gobernabilidad.

Es impostergable reafirmar al Perú como un país que respeta el derecho internacional, fortalece la democracia, protege los derechos humanos y lucha contra la corrupción promoviendo la paz social y la gobernabilidad basados en el respeto mutuo.

Recordemos que convivir en paz, es un proceso necesario para el desarrollo sostenible del país. La paz no sólo es la ausencia de conflictos, sino aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. La paz social se sostiene en un Estado de Derecho que respeta la dignidad de las personas.

Para lograr la gobernabilidad se debe propiciar las condiciones para que el Estado, la sociedad civil y las empresas puedan interactuar de manera eficiente, transparente y coherente.

Asimismo, el primer enemigo de la gobernabilidad es la corrupción, porque menoscaba la capacidad de las instituciones volviéndolas ineficientes, desviando esfuerzos y recursos del logro de sus objetivos e incluso pervirtiendo el sentido de las políticas para favorecer a los más vulnerables.

Hace días, representantes de la Iglesia peruana, arzobispos de Lima y Arequipa, monseñor Carlos Castillo y monseñor Javier del Río, respectivamente, fueron enfáticos en pedir a las autoridades que promuevan el diálogo para solucionar los conflictos y lograr la paz que tanto necesita el Perú y fortalecer la gobernabilidad para la solución de las demandas sociales.