Una inestabilidad que afecta la seguridad ciudadana
Por: Christian Capuñay Reátegui

Recuerdo que años atrás la mayoría de los peruanos consideraba que la crisis económica y la falta de empleo eran los principales problemas del país. Hoy la situación cambió y de acuerdo con las encuestas la inseguridad ciudadana se percibe como el más grande enemigo de la sociedad.

El Ministerio del Interior es la cartera encargada de diseñar las políticas orientadas a combatir la delincuencia. No obstante, a diferencia de lo observado en otros ámbitos, el sector muestra una altísima rotación ministerial.

Solo en los gobiernos de Francisco Sagasti (2020-2021), Pedro Castillo (2021-2022) y Dina Boluarte (en ejercicio) 13 personas se desempeñaron como ministros del Interior con una duración promedio de 69 días, un periodo cortísimo en el que es casi imposible ejecutar proyectos sostenibles. Recordemos, además, que un cambio de ministro suele ir acompañado también de relevos en los puestos de más alta confianza, lo que afecta importantes procesos como inversiones y adquisiciones.

Si la inestabilidad es un factor para tener en cuenta al analizar los magros resultados de un ministerio, podríamos aventurarnos a afirmar lo opuesto: a mayor estabilidad de un sector, mejores oportunidades de desarrollar una labor eficiente en el cumplimiento de los objetivos.

En economía, Perú cosechó logros en cuanto al crecimiento del producto bruto interno en un contexto de crisis política y de coyunturas internacionales adversas. Son muchos factores los que pueden explicar las cifras macroeconómicas positivas y uno de ellos es la estabilidad de los ministros y altos funcionarios en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).

Mientras que en los tres gobiernos antes mencionados en el sector Interior hubo 13 ministros, en el MEF rotaron solo 5 con una duración promedio de 181 días. Hay que tomar en cuenta, además, el caso del Banco Central de Reserva (BCR) donde la estabilidad en su conducción ha ayudado en la mantención de una política monetaria reconocida en el Perú y en el extranjero.

En definitiva, la alta rotación de ministros no facilita la aplicación de políticas públicas sostenibles que cumplan las metas trazadas. Llevado esto al sector Interior se entorpece el cumplimiento de objetivos claves, como disminuir los altos índices de inseguridad.

Revertir este problema no requiere solo asegurar la continuidad de los ministros. En primer lugar, se necesita la designación de profesionales intachables y cuyo conocimiento de la problemática sea el más óptimo a fin de liderar los procesos que demanda un ámbito tan complicado.

Lograr tal objetivo debería exigir también el concurso de los grupos políticos adversos que muchas veces consideran al sector Interior como uno de los flancos más fáciles de atacar para desestabilizar al gobierno de turno. Necesitamos más estabilidad y metas claras en un tema de alto impacto para la población como la seguridad.

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