Por: Carlos Meneses

El Seguro Social no puede ser objeto de un nuevo parche sino de un cambio total que supone también la extirpación de todo aquel equivocado en la conducción de EsSalud.

Los peruanos tuvieron problema con su seguridad asistencial, especialmente, al saturarse la capacidad de los hospitales y postas, llegando al extremo cuando hicieron mal uso de los recursos disponibles autoridades que no eran probas en su trabajo.

EsSalud, como se conoce al sistema vigente, necesita una reorganización que ponga el orden de cosas en su nivel y detengan las conductas contrarias a norma. Eso requiere de una decisión política que esté por encima de cualquier interés que no sea el bienestar del asegurado.

El Perú espera que en el mensaje del 28 de julio, la presidenta Boluarte haga mención al problema y sobre todo que las disposiciones vigentes sean adecuadas a las exigencias que la situación económica y de organización exige.

El drama ha llegado a tal extremo que ya no puede ocultarse, pues no hay nadie que deje de quejarse por la atención que recibe o sería más justo decir por la insatisfacción que produce en quienes tienen necesidad de atenderse.

El tema debe interesar de manera tal que se le puede considerar el más importante que confronta el gobierno por el número de afiliados, la situación que enfrenta la salud pública y el aprovechamiento indebido que se ha hecho de sus recursos en relación a las exigencias mínimas y aceptables.

Si nos interesa defender la salud de la población en general, el sustento y el éxito de ese afán solo puede encontrarse no solo en las reformas sino en la limpieza que debe practicarse al interior de una institución que no puede intentar devolver confianza en quienes se enferman o requieren de los servicios ofrecidos y por los que paga el Estado y el sector privado.