Por: Carlos Meneses

La escasez de agua ha sido permanente problema de los agricultores arequipeños y también de una población creciente en número habitantes y con lluvias insuficientes que podría derivar en consecuencias en abastecimientos y precios.

Desde que se fundó Arequipa y probablemente desde antes los agricultores que se animaron a sembrar por estos lares y los propietarios de bienes rústicos han padecido por la falta de agua suficiente para regar sus cultivos y después por la ausencia de represas para poder reservar y abastecer campos y consumo de agua potable.

Por eso hace bien la SADA y el gobierno regional cuando proyectan atender la anunciada escasez de recurso hídrico para el último trimestre del 2023 y los primeros meses del 2024, en esta parte del país.

También es conveniente que en el vecino Islay los opositores a la explotación de Tía María bien estimen la conveniencia prevista y anunciada por Southern Perú de construir una represa para las aguas del Tambo que estaría ubicada dentro de los límites de la región Arequipa y que no tendría problemas con el proyecto Paltiture que, por estar ubicado en Puno, podría traer conflicto con la vecina región y en consecuencia el almacenamiento de agua sería dedicado exclusivamente a la región Arequipa.

En todo caso es importante que exista preocupación por el tema, pues sabido es que los pronósticos para el norte son de intensas lluvias como consecuencia del Fenómeno del Niño, en tanto que se prevén sequías en el sur.

El efecto que tendrá este fenómeno se sentirá en los precios de los alimentos que se consumen en Arequipa, estimándose que los cultivos locales serán menores en un 40 % en relación con los antes logrados.