Javier Milei y Sergio Massa podrían pasar a la segunda vuelta
Por Juan Sheput El Montonero

La contingencia persigue a la política como una sombra y, como atributo de ella, nos permite asegurar que si hay algo razonablemente factible de suceder, sucederá. Nada se debe descartar. Al mismo tiempo la política no se rige por las leyes de la lógica, por eso sus resultados a veces nos dejan perplejos. Es, en síntesis, lo maravilloso de la política.

Hay otra ley, no escrita pero aceptada mayoritariamente: en política no basta la aritmética. No todo es un tema de números. Esto es válido más en estos tiempos en que la complejidad e incertidumbre son protagónicos.

Hay quienes dicen que en las próximas elecciones argentinas Javier Milei es “fijo” para pasar a la segunda vuelta, si es que no gana en primera vuelta. Lo dudo. No porque le niegue méritos a quien los tiene, en este caso el candidato Milei, sino que por las características de las elecciones cualquiera puede pasar a la segunda vuelta, cualquiera podría estar en el ballotage, es decir, cualquier cosa podría suceder y no nos debe extrañar.

Javier Milei tiene una potente retórica, pero también la hay en el oficialismo peronista y en la derecha heredera de Macri. Estos últimos cuentan con una potente maquinaria activista, que tiene en la burocracia temerosa de quedarse sin trabajo (o sin fuente de ingresos) un estímulo para votar por el candidato peronista Sergio Massa. Esta es una gigantesca fuerza que no se puede subestimar. Hay antecedentes en América Latina en que la burocracia estatal, los empleados públicos fueron protagonistas en los resultados finales.

Es cierto que el Gobierno de Alberto Fernández es un desastre, pero también lo fue el primer Gobierno de Alan García en Perú; y sin embargo su candidato, el exministro de Economía Luis Alva Castro obtuvo más del 22% de los votos estando a pocos puntos de pasar a la segunda vuelta con Mario Vargas Llosa en el año 1990. Ese porcentaje era consecuencia del temor de una gigantesca burocracia estatal que, temerosa de perder sus puestos de trabajo por las amenazas de reformas de parte de Vargas Llosa, hicieron activismo y votaron por el Apra, el partido de gobierno.

Lo mismo puede pasar con Javier Milei. Hay una gran burocracia estatal que teme perder sus privilegios. Eso sumado al activismo de partidos como el peronista, activismo con el que no cuenta Milei, hace que estas elecciones sean de carácter impredecible. Como lo ha señalado Carlos Malamud, en entrevista con Víctor Andrés Ponce aquí en El Montonero, no debe sorprender que Javier Milei no pase a segunda vuelta. Lo más posible es que pase, pero el resultado contrario está dentro del margen de lo razonable.

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