La mesa está servida

Por Nicole Lazarte Hinojosa

Ariana Macedo es una artista visual licenciada en Arte por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Recientemente fue ganadora del primer lugar en el XIV Concurso Nacional de Pintura BCRP 2023. En noviembre presentó una de las mejores exposiciones del año en el Centro Cultural de la Universidad de San Agustín, “La mesa está servida”.

Su propuesta estética se centró en la experiencia maternal cargada de estereotipos, de roles naturalizados y silenciados. Ariana Macedo utiliza el tejido, la costura y el bordado como medios para expresar sus ideas. Su interés parece la representación de la experiencia de la maternidad desde una perspectiva crítica y reflexiva.

Presenta una crítica social sobre las mujeres que son madres y llevan consigo el peso del cuidado familiar y doméstico, y con ello resalta una estructura de género que a menudo asigna roles específicos a las mujeres, independientemente de su elección o situación. Ariana Macedo invita a una reflexión sobre estas normas culturales arraigadas, desafiando la idea de que las mujeres deben asumir automáticamente ciertos roles y responsabilidades debido a su condición de madres. Sus bordados nos invitan a explorar estos temas, y a generar conciencia y cuestionar las estructuras sociales que perpetúan estas expectativas.

Durante el aislamiento se reflejó una realidad compartida por muchas mujeres, especialmente aquellas que son madres. La pandemia puso de manifiesto las desigualdades preexistentes en cuanto a las responsabilidades y las expectativas de género en el hogar. Es así que la noción de una «buena madre» ha estado históricamente ligada a la realización de tareas tradicionalmente asignadas a las mujeres, como la cocina, los cuidados y las responsabilidades del hogar. Ariana Macedo hace la pregunta ¿Se puede ser una buena madre sin amar la cocina, los cuidados y el hogar? Cuestionarlo es esencial para desafiar los estereotipos de género arraigados en la sociedad. La comprensión de la maternidad como una experiencia multifacética. Cada mujer tiene sus propias fortalezas, intereses y formas únicas de expresar el amor y el cuidado hacia sus hijos. Reconocer esta diversidad es crucial para construir una sociedad más inclusiva y equitativa.

Abordar estas cuestiones en el arte y el discurso público desafía las normas establecidas y fomenta una comprensión más respetuosa de las diversas experiencias de la maternidad. Además, sirve como plataforma para abogar por cambios en las estructuras sociales que perpetúan roles de género restrictivos y desigualdades en la distribución de responsabilidades en el hogar.

En el centro de la galería encontramos una mesa de 1.50 X 90 cm. con 6 platos y 6 vasos cada uno de estos contiene diversas frases como: “Pensar, pensar, pensar, hacer, servir, levantar, lavar, limpiar, volver a pensar…”, “estoy tan cansada”, “odio cocinar, no tengo hambre”, “¿por qué asumen que debo cocinar?”, “Mala madre, no me gusta cocinar”, “estoy atrapada”, “¿qué vamos a comer hoy?, vamos a comer comida”, “De nada”. Estas frases están bordadas delicadamente alrededor de los platos, fideos y vasos, estas preguntas abren la puerta a discusiones más amplias sobre la diversidad de las experiencias maternas y la presión social para conformarse con expectativas predefinidas.

Estas frases bordadas en las instalaciones son una crítica sobre las expectativas culturales que rodean el papel de la madre en relación con las tareas domésticas, en particular, la cocina. Invitan a los espectadores a reflexionar sobre la presión social, los estereotipos y las expectativas que a menudo se imponen a las mujeres, especialmente a las madres, y cómo estas expectativas pueden limitar la expresión individual. 

Ariana utiliza el local como un comedor, para expresar su mensaje y desafiar las normas sociales y las expectativas impuestas a las mujeres. Transforma los objetos cotidianos, como muebles y utensilios, en un medio para proyectar mensajes directos y reflexiones. Su obra busca romper con el silencio, la sumisión y el aislamiento que a menudo se asocian con las experiencias de las mujeres en contextos sociales.

El hecho de convertir la sala comedor en un «lienzo en blanco» para desahogarse y protestar sugiere un acto de empoderamiento y resistencia. Desafía las expectativas tradicionales asociadas con este espacio doméstico.

La artista utiliza los elementos cotidianos del hogar, como muebles, utensilios y objetos, como un medio para transmitir mensajes y reflexiones es un enfoque poderoso y simbólico. Al utilizar estos elementos cotidianos, Ariana resalta la importancia de cuestionar y resistir las normas sociales arraigadas. En cada instalación encontramos frases que suelen ser cotidianas en el hogar, la inclusión de estos mensajes directos y reflexivos en los objetos y muebles da forma a la voz de las experiencias y sentimientos de las mujeres que a menudo son silenciados o pasados por alto.

Macedo elige un espacio intrínsecamente ligado a la vida cotidiana. La conexión con el entorno doméstico da a entender que la artista busca explorar y cuestionar las construcciones sociales que afectan a las mujeres en su vida diaria. La sala comedor, a menudo asociada con la esfera femenina y las responsabilidades domésticas, se convierte de esta manera en un lienzo para expresar y desafiar expectativas predefinidas.

Esta muestra va más allá de lo estético, busca generar conciencia y diálogo sobre las construcciones sociales que impactan la vida de las mujeres. «La mesa está servida», ofrece a los espectadores la oportunidad de experimentar y reflexionar sobre el trabajo crítico de los artistas. Estas manifestaciones culturales pueden abordar una variedad de temas y provocar respuestas emocionales y cognitivas en el público.

La exposición busca generar conciencia sobre estas desigualdades de género, invocando a la reflexión sobre cómo las tradiciones culturales y las expectativas sociales han influido en la distribución de roles y responsabilidades en el hogar. Las mujeres han sido históricamente asignadas a la tarea de cocinar sin haber tenido la oportunidad de elegir o ser consultadas es un tema relevante y poderoso. La conexión entre la preparación de alimentos y la subyacente desigualdad de género resalta la importancia del arte como una herramienta para la crítica social y la reflexión cultural, y, de paso, muestra el lazo existente entre el arte y la vanguardia crítica.

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