El canje de presos

Por: Carlos Meneses

Es evidente que ante la migración venezolana, los países como Colombia, Ecuador y Perú han sido dañados gravemente en el bienestar de sus ciudadanos. Afortunadamente, la Policía de los 4 países está trabajando unida en el afán de devolver tranquilidad a alterados territorios que hacen pensar que lo que antes estaba limitado a México, esté siendo común en países latinoamericanos.          

Ante el anuncio del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, de enviar de vuelta a Perú a ciudadanos nuestros que estuvieran internados en penales ecuatorianos; nuestro país ha contestado favorablemente a la propuesta señalando que el mismo número de quienes sean deportados será objeto de un canje con ecuatorianos que hayan sido objeto de sanción por comisión de actos delictivos en Perú.

De esta manera se establece un intercambio que no significará daño para el país que recibe y que puede congestionar a nuestros ya hacinados penales. Es una forma de colaborar a restablecer el orden público en Ecuador y, también, de ayudar en el empeño de conseguir que los países de origen de los delincuentes sean utilizados para su rehabilitación social a lado de sus familias, procurando por esta vía uno de los fines de la política carcelaria que persiguen los países vecinos.

De otro lado, es de apreciar el anuncio hecho por el gobierno del Perú de habilitar en el menor tiempo posible nuevos penales para disminuir el hacinamiento que se registra en nuestras cárceles de varones y mujeres, teniendo en cuenta que no se invierte en el sector desde hace años.

La política carcelaria peruana es una de las que ostenta una recuperación de los detenidos mediante trabajo y rehabilitación para con la sociedad.

Llama la atención, asimismo, que entre Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela sea frecuente la presencia de grupos que practican modalidades comunes y que tiene como origen el favorecer el narcotráfico, el sicariato, la trata de personas y las extorsiones.

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