La universidad se ha convertido en Fuente de polarización y adoctrinamiento

Por Berit Knudsen – El Montonero

IDEOLOGÍA, EDUCACIÓN Y DESCONEXIÓN SOCIAL

En épocas de agitación mundial y creciente inestabilidad política, científicos e investigadores intentan encontrar los factores que contribuyen a la aparición de nuevas “élites”, caracterizadas por su poder económico, burocrático y mediático. Leonardo Orlando, doctor en ciencias políticas y cognitivas, ha compilado diferentes estudios para explicar cómo el fenómeno de las élites lleva a muchas naciones occidentales al abismo de la inestabilidad política y social.

El poder de estas élites se manifiesta de diversas formas: desde el ámbito burocrático hasta la influencia ideológica ejercida por periodistas, intelectuales, académicos y científicos que moldean la opinión pública respaldando decisiones políticas. Así, el acceso a una «clase diplomada global», basada en títulos universitarios, se convierte en la puerta de entrada a la élite. Según Michael Lind, los diplomas universitarios son los nuevos títulos nobiliarios, ya que el 10% de la población que los posee controla el 50% de la riqueza.

Sin embargo, junto con este acceso privilegiado a la educación superior, surge una preocupante distorsión cognitiva. Jonathan Haidt y Greg Lukianoff, explican que la nueva educación universitaria aísla a los estudiantes de ideas que puedan «ofenderlos», priorizando las emociones sobre los datos objetivos. Esta dinámica, basada en la sobreprotección y subjetividad, produce mentes frágiles, intolerantes al disenso, polarizando el mundo entre buenos y malos, creando enemigos con el recurrente “anti” todo lo que resulte incómodo. 

Las universidades, lejos de fomentar el conocimiento y razonamiento, se centran en intentar encajar a los estudiantes en un molde predefinido, convirtiéndolos en rehenes de la guerra cultural. A esto se suma la transformación de disciplinas académicas en herramientas de adoctrinamiento, desconectadas de las ciencias. Un ejemplo son los «estudios de género» que rechazan la biología y genética en favor de narrativas ideológicas.

Se observa el deterioro en la formación académica que elimina gradualmente los principios y valores de la ilustración, demonizando la cultura occidental en los planes de estudio. La universidad, que debería ser centro del conocimiento y el libre pensamiento, se convierte en fuente de polarización y adoctrinamiento.

Esto ilustra cómo las dinámicas sociales, el poder concentrado en élites, la polarización ideológica y la desconexión de las instituciones educativas con la realidad científica generan tensiones, conflictos políticos, así como levantamientos populares. Estos factores amenazan la cohesión social, erosionan la confianza en las instituciones, comprometiendo los valores occidentales. 

En respuesta a este panorama, han surgido voces que desafían la narrativa imperante. Movimientos civiles, intelectuales y políticos que buscan restablecer los valores de la Ilustración y defender la libertad individual frente a las élites que imponen una visión ideológica distorsionada. La capacidad de abordar estos desafíos, mantener un equilibrio entre el cambio social y preservar los principios fundamentales es crucial para la estabilidad y la prosperidad a largo plazo.

La desconexión de las élites y la crisis educativa genera un caldo de cultivo para la inestabilidad política y social, muchas veces de manera intencional. El desafío radica en reconciliar la educación superior con los valores fundamentales asociados a la libertad, aceptando la diversidad de ideas y el pensamiento crítico para reconstruir puentes entre las élites y sociedades que aspiran a un futuro basado en el conocimiento y la libertad individual.

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