Una mujer fue la más pleitista en la historia de Arequipa

ESPECIALES DE AREQUIPA

Por Carlos Meneses Cornejo

Decía que defendía causas injustas y fue el terror de vocales y jueces.

Dante Zegarra López.

El escritor, historiador y periodista Dante Zegarra López abrió su Diccionario Biográfico de Arequipeños con el nombre de Tránsito Abril de Llosa y Peña. Una litigante nacida en Arequipa, probablemente en 1866, hija del coronel Mariano Bruno Abril y Llosa y de María Josefa Peña, fue una mujer pintoresca.

Manuel J. Bustamante de la Fuente, promotor de la fundación que lleva su nombre, aseguró tenía características fisonómicas atractivas, montaba a caballo y estaba a cargo de 2 fincas de Vítor, denominadas La Tránsito y La Abril.   

Cuando Manuel J. Bustamante de la Fuente escribió el libro La Monja Gutiérrez y la Arequipa de ayer y de hoy en el 2005; Dante Zegarra ya había escrito sobre Tránsito Abril y quien esto escribe tuvo oportunidad de conocer su casa, en la calle Piérola, en la primera cuadra, tenía grandes ventanas pintadas de color blanco, que no eran pegadas a la pared sino medias redondas, con una gran puerta. La vivienda fue vendida y adquirida por el Estado para que albergara el local que hoy tiene el Banco de la Nación.

Dice Dante Zegarra que Doña Tránsito no pisó nunca una universidad, ella compraba juicios y peleaba con todos los jueces y vocales por lo que se hizo de mala fama, así también ella redactaba sus escritos legales que firmaban abogados de segunda.

Dante relata que, durante una de sus gestiones ocurrió un sismo y Doña Tránsito se encontraba en el patio del Palacio de Justicia y poniéndose de rodillas en el piso le pidió a Dios que el temblor fuera más intenso para que las paredes cayeran sobre los jueces y vocales que estaban en Sala Plena para que murieran todos juntos.

Cuando ocurrió el fuerte temblor Doña Tránsito gritó: “Señor aprovecha que están todos juntitos para que desaparezcan, ten misericordia de nosotros aprovecha, Señor, aprovecha”.

Manuel J. de la Fuente.

A su turno, Bustamante de la Fuente revela que un señor millonario que malgastó su fortuna en diversiones se enamoró de una dama casada con un hombre alcohólico, que no trabajaba y le propuso al marido que le alquilase a su mujer por 300 soles mensuales.

Durante varios años el compromiso se cumplió hasta que se produjeron meses de atraso y al ser consultada Doña Tránsito propuso una demanda para pagar los alquileres y desahuciar al incumplido. Así las cosas, al final tuvo que pagar lo adeudado y dar el contrato cancelado para el futuro.

Tránsito Abril de Llosa y Peña era hija de Mariano Bruno Abril y Llosa, quien fue prefecto de Arequipa. Cuando fue nombrado su hija le arregló su dormitorio como bien lo merecía y cuando le quitaron la Prefectura de Arequipa lo envió a dormir en camas de sirvientes y luego tiró desde los altos de su vivienda su colchón y enseres hacia la calle porque, según ella, era un inútil.

Ante esto el pueblo se indignó y amotinado quiso lincharla por el maltrato a su padre por lo que debió intervenir la Policía para protegerla.

Después se llevó a vivir a su casa a una anciana decrépita y ante reclamos de juez para que la devolviera, dijo que no podía hacerlo porque sufría de mal de altura. En realidad, su intención secreta era quedarse con su riqueza.

Doña Tránsito iba igual que los escribanos, de ese tiempo, a las 4 de la tarde a comer picantes donde también vendían chicha y disfrutaba de emborracharlos. Cuando veía a un juez o un vocal escupía al suelo.

Una vez hubo un abogado empeñado en descubrir sus afanes perversos, ella en respuesta lo insultó señalando que tenía ojos de búho a lo que el letrado le contestó poniéndole el mote de «vieja» y agregando una palabra impublicable.

Se calcula que ella llegó a mantener 200 procesos judiciales sobre temas diversos y cuando se armaba de cólera salía a recorrer las calles a caballo y alguna vez hasta con espada en mano que cogió de las armas de su padre.

Sede del Banco de la Nación.

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