IREN Sur sobrepasó su capacidad de atención hace más de 5 años

Por Danna Felipe B.

El doctor Henry García, único médico pediatra oncólogo de Arequipa, explica que los motivos están relacionados con el centralismo y las expectativas de cada profesional.

RECURSOS ECONÓMICOS SON INSUFICIENTES

Parece increíble que un solo médico pediatra oncólogo pueda atender a toda la macro región sur del Perú. Sin embargo, la falta de capacidad fuera de Lima ha sido principalmente una limitante, y no solo en esta subespecialización.

Henry García Pacheco estudió un total de 13 años para dedicarse actualmente al tratamiento de niños y adolescentes con cáncer en el Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas (IREN) del Sur, ubicado en Arequipa.

Dos de esos años fueron dedicados exclusivamente a la subespecialización en pediatría oncológica en la capital, pues Arequipa todavía no cumple con las condiciones necesarias para la formación de estos profesionales.

“Ninguna universidad de la macro región sur ofrece la subespecialización en pediatría oncológica, ya que su infraestructura, equipamiento, tecnología, recurso humano y casuística no son adecuados”, explicó el doctor García.

Para él, la capacidad del IREN del Sur ya se rebasó hace por lo menos cinco años. “Las 42 camas de hospitalización, 11 de estas destinadas a la población en edad pediátrica (0 a 19 años), el número de trabajadores y especialidades, entre otros elementos, son bastante insatisfactorios”, especificó. Lamentablemente, los recursos económicos no alcanzan para cubrir la demanda de salud actual.

No obstante, el doctor anunció que el IREN Sur, el Gobierno Regional de Arequipa y la Autoridad Nacional de Infraestructura están trabajando en un proyecto de mejoramiento. Así mismo, recalcó que es importante “concentrar la complejidad del tratamiento, más no centralizar todo en Lima”, ya que en estos casos el peor enemigo es el tiempo.

En la búsqueda de formar más médicos pediatras oncólogos, Henry García también resaltó las expectativas de desarrollo profesional que cada uno de sus colegas tenga. “Hace ya más de 15 años que, por azares del destino, me animé a estudiar esta subespecialización relativamente nueva. Me siento muy a gusto, ya que no hay comparación en la alegría que uno siente como profesional cuando un niño se recupera”, expresó.

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