ROGIER  VAN DER WAYDEN Y SU OBRA GENIAL

Por Julio Lopera Quintanilla (*)

Rogier van der Weyden, es uno de los grandes maestros de la pintura universal. Las figuras de su pintura alcanzan una apariencia de vida sin par y se ubican en espacios inverosímiles, permitiéndole crear una ilusión óptica que se ubica en el punto en el que se quiebran los límites que existen entre lo real y lo no real. En sus composiciones tiene una armonía que no tiene paragón en la Historia del Arte.

Rogier Van Der Weyden nació a principios de 1399 en Tournai, antigua ciudad belga del Condado de Flandes. Su  padre, fue Henri de la Pasture  un exitoso cuchillero y su madre fue la bella  Demoisille Agnes de Watrelos.  En 1410, a la edad de once años, ingresó al estudio del conocido maestro Robert Campin. El maestro flamenco enseñó al pequeño aspirante a pintor, los fundamentos de las artes plásticas.

Más tarde, el joven  Rogier Van Der Weyden, estudió pintura en una universidad en la cual obtuvo el Grado de Maestro, pero los historiadores pese a sus denodados esfuerzos y a varias iniciativas desconocen el nombre que tenía la casa universitaria donde estudio.

El joven pintor Van Der Wayden, en 1426, contando con su Grado de Maestro  Pintor fue designado pintor de Bruselas. El artista belga se casó en 1427 en Bruselas con Isabel Goffaert, luego retornó a su ciudad natal Tournai. Con su esposa tuvo cuatro hijos.

El 1 de agosto de 1432, Rogier Van Der Wayden, obtuvo la  licencia para ejercer la profesión de pintor como maestro independiente y, desde 1435, ejerció  su labor profesional en Bruselas. Ese periodo solo fue interrumpido cuando el artista viajó a Roma con ocasión del Año Santo y la entronización del romano pontífice. Permaneció un tiempo en Italia donde entró en contacto con el arte grecolatino y también pudo admirar y aprender del arte renacentista.

El joven Van Der Weyden, inició su brillante carrera, aún antes de tener licencia para ejercer su profesión. Comenzó a pintar entre 1425 y 1435. De esa época inicial datan: La Virgen y el Niño Entronizados y  La Crucifixión.  

La Virgen y el Niño Entronizados es una obra que nos presenta a la Virgen delante de lo que parecería ser una iglesia o capilla gótica.

La pintura tiene referencias en las jambas (cada una de las dos piezas dispuestas verticalmente en los dos lados de una puerta o ventana que sostienen el dintel o el arco de la misma) que hacen referencia a personajes del Antiguo y Nuevo Testamento. (Óleo sobre tabla, 14 x 10 cm,  Museo Thyssen Bornemisza, Madrid, España).

La Crucifixión es una pieza de la producción de los primeros tiempos del gran artista, en esta muestra ya una técnica muy cuidada y un gran dominio del paisaje. Esta obra, es según Dirk de Vos: “Una de las más grandes obras maestras del artista”. (Óleo sobre tabla, 77 x 47 cm, Pinacoteca de los Museos Estatales, Berlín, Alemania).

Rogier Van Der Weyden, quien estaba llamado por la Historia para ser uno de los grandes maestros de la pintura, en 1435, ejecutó una hermosa pieza, el Díptico con la Virgen y el Niño en un nicho y Santa Catalina en un paisaje. La muestra, presenta a la Virgen y al Niño en un nicho cuya arquitectura contiene las figuras  de Dios Padre y del Espíritu Santo representado por una paloma, también, ofrece la representación de Adán y Eva. (Óleo sobre tabla, 18 x 12 cm, Museo de Historia del Arte, Viena, Austria).

En 1435, el maestro pintó su magistral Descendimiento, una obra religiosa sin par en la pintura gótica. Esta obra maestra tiene forma rectangular, con un saliente en la parte superior en el que se encuentra la cruz, en la pieza está representado un joven encaramado, quien ayuda a bajar el cadáver de la cruz. (Óleo sobre tabla,  22 x 262 cm, Museo del Prado, Madrid, España).

Van Der Wayden pintó en 1435, La Virgen y el Niño, llamada también La Virgen María de Rojo, La Virgen con el Niño dentro de la hornacina y la Madona Durand por el apellido de su antiguo propietario. En esta singular obra, se presenta a la Virgen con el Niño delante o en el interior de un nicho que parece concebido para cobijar un grupo escultórico bajo tracerías góticas sobre una base saliente, redondeada y volada con molduras en su parte inferior. (Óleo sobre tabla, 100 x 52 cm, Museo del Prado, Madrid, España).

En 1435, Rogier Van Der Waiden ejecutó Retrato de una Dama, llamado también Retrato de una mujer joven.  La retratada porta un hennin blanco con un vestido gris ribeteado de negro en el escote pico. La retratada es Filiberta de Saboya, Duquesa de Nemours. (Óleo sobre tabla, 47 x 32 cm, Pinacoteca de los Museos Estatales,  Berlín, Alemania).

En 1435, el maestro flamenco ejecutó una obra de impecable factura, San Lucas dibujando a la Virgen, también conocido como La Virgen de San Lucas. En esta pieza, se ve al evangelista San Lucas junto con el Niño Jesús. (Óleo  sobre tabla, 137 x 110 cm, Museo de Bellas Artes, Boston, Estados Unidos). También pintó el Tríptico de la Crucifixión obra que presenta en el panel del centro la escena de la crucifixión.

En la pintura aparece debajo de la cruz el apóstol San Juan sosteniendo a la Virgen María desfallecida en sus brazos. Están presentes también María Magdalena y María Salomé. (Óleo sobre tabla, 103 x 138 cm, Real Museo de Bellas Artes, Amberes, Holanda).

Entre 1440 y 1445, el pintor flamenco ejecutó el Tríptico de los Siete Sacramentos. La obra presenta los sacramentos de la Iglesia católica. El panel del centro está dominado por la Crucifixión. En el fondo del cuadro se puede ver la Eucaristía. (Óleo sobre tabla, 200 x 223 cm, Museo Real de Bellas Artes, Amberes, Bélgica).

Entre 1442 y 1445, el gran maestro flamenco pintó el Tríptico de la Virgen, conocido también como El Retablo de Miraflores, un tríptico que muestra de izquierda a derecha un retrato de la ´Sagrada Familia´ y una  Pietá  (La Virgen sosteniendo el cuerpo muerto de Jesús). (Óleo sobre una tabla de roble, 71 cm x 43 cm, Pinacoteca de los Museos Estatales, Berlín, Alemania).

Entre 1443 y 1445, el  artista pintó La Crucifixión llamada también Cristo en la cruz con la Virgen María y San Juan. La escena central presenta la Crucifixión de Jesús con la Virgen María que se aferra al pie de la cruz. En algún momento, el retablo fue dividido en tres, apareciendo la figura de María Madalena en una de las alas y la de Verónica en la otra ala. (Óleo sobre tabla, panel central de 96 x 69, panel lateral de 101 x 35 cm, Museo de Bellas Artes, Viena, Austria).         

En 1450, el gran maestro de los países bajos ejecuta el Tríptico de la Epifanía, llamado también el Retablo Middelburg. La obra describe escenas relacionadas con el Nacimiento de Jesús. (Óleo sobre tabla, panel central 94 x 92 cm, paneles laterales  94 x 42 cm, Pinacoteca de los  Museos Estatales, Berlín, Alemania, desde 1834).

En 1455, el maestro ejecutó El Retablo de San Juan, una obra que describe los eventos principales de la vida de San Juan como su nacimiento, el bautismo de Cristo y su decapitación en manos de Salomé. La pintura tiene motivos simbólicos y el tema principal son los sacramentos de la Iglesia cada tabla puede ser asociada a una ceremonia litúrgica. (Óleo sobre tabla de roble, Pinacoteca de los Museos Estatales, Berlín, Alemania).

En 1463, Van Der Weyden pintó Lamentaciones sobre Cristo muerto, una pintura de forma rectangular que muestra el ´Entierro de Cristo Muerto´, en el que también aparecen las figuras dolientes de la Virgen María y de San Juan Evangelista. Se cree que el rostro de Nicodemo es el rostro del pintor y el de José de Arimatea es el de Cosme de Medici, gran mecenas de Florencia. (Óleo sobre tabla, 96 x 110 cm. Galeria Uffizi, Florencia, Italia).

Rogier Van Der Weyden, uno de los más grandes maestros del arte universal, dejó de existir el 18 de junio de 1464. Dejando sin llenar un gran espacio en la Historia del Arte Universal.

Sobre la brillante producción del pintor flamenco, afirmó Miguel Zuzaga, exDirector del Museo del Prado: “Rogier Van Der Weyden es el más grande pintor de su siglo”. Campbell emitió un juicio que resalta con justicia todos los merecimientos del pintor del Descendimiento: “Rogier Van Der Weyden es el mejor de los pintores y sus contemporáneos lo sabían”.

(*) Centro Cultural Unsa.

DATO

Celebremos al gran Rogier Van Der Weyden ¡Viva el genial maestro de la pintura!

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