AMLO y su desastrosa herencia

Por Alejandro Arestegui

El primero de octubre de este año Claudia Sheinbaum asumió su mandato como presidente de México hasta 2030. Como anuncié previamente en mis columnas anteriores se avecinan malos tiempos para la hermana nación del norte. Sin embargo, en esta columna no pretendo hacer adivinaciones y predicciones sobre cómo llevará su gobierno Sheinbaum, sino por el contrario, analizar cuáles fueron los resultados económicos del saliente presidente Andrés Manuel López Obrador (en adelante AMLO).

Es increíble cómo AMLO deja la presidencia con porcentajes bastante altos de aprobación, a pesar de que su desempeño como presidente fue bastante nefasto. Y si he criticado, en muchas ocasiones, sus políticas exteriores, en asuntos internos el líder de Morena tampoco dio la talla. Si nos basamos en el análisis efectuado por el economista español Juan Ramón Rallo, la prueba más palpable e incuestionable del fracaso económico de la presidencia de López Obrador la encontramos en la absolutamente mediocre evolución de la renta per cápita de México después de la inflación. Para Rallo, la renta per cápita es uno de los mejores indicadores para medir la evolución del bienestar promedio dentro de una sociedad. Pues bien, la renta per cápita real después de la inflación de México ha permanecido prácticamente estancada entre el año 2018 y el año 2024. Más en particular, la renta per cápita de México en 2024 apenas era un 0,8% mayor que la renta per cápita de México en 2018 (año en el que AMLO asumió el poder).

Estamos diciendo, por tanto, que la renta per cápita durante la presidencia de AMLO apenas ha crecido una media del 0,15% al año. Prácticamente nada. Y esto, se mire como se mire, es un rotundo fracaso. Tomé como referencia el análisis de Rallo porque él compara los rendimientos macroeconómicos de México con los de la Eurozona (la cual no es una zona del mundo que se caracterice particularmente por tener gran crecimiento económico en los últimos años). Resulta que en el periodo 2018-2023, es decir, considerando incluso un año menos que en el caso de México, la renta per cápita de la esclerotizada eurozona se ha incrementado después de inflación en un 3,6%, a un promedio del 0,7% anual. Recordemos que México en seis años de gobierno de AMLO, no en cinco, sólo ha aumentado su renta per cápita en un 0,8%, a un promedio no del 0,7% anual, sino del 0,15%.

Incluso Rallo la compara con España, que en términos de renta per cápita ha sido un desastre en el periodo 2018-2023 (donde curiosamente ha gobernado también los socialistas de la mano de Pedro Sánchez), han conseguido incrementar en esos cinco años su renta per cápita un 2%, un ritmo que más que duplica el de México de AMLO. Y si hacemos la comparativa con otras grandes economías de la región, los resultados siguen siendo decepcionantes. De las siete economías más pobladas de la región, dejando fuera a Venezuela por la distorsión que siempre introduce el desastre chavista, la evolución de la renta per cápita en México durante el periodo 2018-2024 se halla a la cola junto con Argentina y junto con Perú. Argentina, un país que durante ese periodo ha sido devastado por el peronismo kirchnerista, y Perú, un país que durante ese periodo tuvimos que atravesar sendos problemas con Vizcarra, Sagasti, el fallido golpe de estado de Castillo, una crisis institucional gravísima, etcétera. Como vemos, la renta per cápita de la Argentina se contrae en ese periodo un 7,3%, la de Perú crece un 0,8% y ya luego la de México se expande un 0,8%.

En cambio, Chile, un país cuya economía también está estancada y que durante ese periodo también ha atravesado una muy distorsionante crisis constitucional, ha conseguido al menos incrementar su renta per cápita en un 2,4%. Colombia, que tampoco es ejemplo de ninguna magnífica gestión económica, lo ha hecho en un 6,1%. Brasil, en un 7,6% y Guatemala, que es fronteriza con México, en un 9,5%. Aun cuando la renta per cápita y por tanto los estándares de vida promedios de la sociedad mexicana hayan permanecido estancados durante seis años, los partidarios de AMLO suelen destacar como uno de sus mayores logros sociales el haber reducido de manera muy intensa la tasa de pobreza en México. Esto no es del todo cierto, ya que según los índices Gini (que miden la desigualdad) ha mostrado leves mejorías, pero que eran constantes desde el año 2014. pero que eran constantes desde el año 2014.

Por tanto, las métricas económicas de AMLO son más bien mediocres. Su presidencia ha sido, en pocas palabras, seis años perdidos en términos de desarrollo económico. Pero si eso es así, ¿cómo se explican los índices tan elevados de popularidad de López Obrador? Pues sin duda habrá muchos factores que influyan. En los años venideros López Obrador va a ser estudiado como un paradigma del populismo y la retórica de sus discursos ha calado mucho en la gente. Las ideas colectivistas y socialistas han permeado profundamente en la población mexicana desde tiempos de la Revolución. Justamente este tipo de políticas antiliberales y anticapitalistas, que pervivieron durante los 70 años de gobierno del PRI, solo con unas tibias liberalizaciones y privatizaciones en los noventa que fueron llevadas de mala forma y el liberalismo empeoró su reputación.

Para cuando AMLO llegó al poder, no encontró un estado pequeño ni mucho menos ahorrador. Sin embargo, hay que aclarar que desde Felipe Calderón no hubo otro presidente que elevara tanto el gasto público como lo elevó AMLO. El hecho de que Morena llegara al poder con tanta fuerza y llegue a controlar los tres poderes se debe a los deficientes gobiernos que le precedieron. Si bien es cierto AMLO hizo tan mal las cosas que muchos extrañan a priista Enrique Peña Nieto, en gran parte de la población su discurso en contra de “los ricos de las transnacionales y los conservadores” han hecho de López Obrador toda una figura. Hay que aclarar que la enorme subida de gasto público por parte de AMLO ha sido para crear un sistema de redes clientelares que le generen votantes permanentes a su partido; y esto aprovechó su ahora sucesora Claudia Sheinbaum.

En resumen, cuando los defensores de AMLO (apodados “chairos”) invaden las redes, como X, haciéndole vítores a su presidente, simplemente ignórenlos. Son solo autómatas seguidores de un discurso absurdo y sin sentido, pero sobre todo sin datos que lo respalden. Y es que la evidencia confirma que el sexenio de López Obrador fue bastante mediocre. Lamentablemente México está desperdiciando doce años de oportunidades, tan sólo esperemos que los mexicanos puedan salir de la demagogia colectivista en la que están cautivos.

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