Por Sergio Alva

Hace poco se dictó 36 meses de prisión preventiva en contra del hermano de la presidenta Dina Boluarte. De inmediato, Nicanor Boluarte optó por evadir la justicia y escaparse quién sabe a dónde. Un caso similar al del líder de la presunta organización criminal Perú Libre, Vladimir Cerrón Rojas.

Al parecer, es una constante que a este Gobierno se le escapen los investigados y acusados, que casualmente son allegados a esta administración. Primero con el exgobernador sentenciado por corrupción y ahora con el hermanísimo, a quien se le indaga sobre influencia ilícita en designaciones de cargos en el Estado. 

El caso de Vladimir Cerrón denota un presunto encubrimiento por parte de quien fue secretaria del partido del lápiz y ahora ostenta la presidencia de la República. Más aún porque se supone que el Ministerio del Interior está haciendo todos los esfuerzos para hallar el paradero del exgobernador de Junín y, al parecer, las pistas se le hacen humo. Todo al mismo tiempo de que Cerrón publica abiertamente en las redes sociales.

Pero estos dos casos no son los únicos en esta administración, que comenzó con el golpista Pedro Castillo. Recordemos que otro prófugo, cuyo paradero aún es desconocido, es el exministro Juan Silva, quien fue cercano amigo del chotano y ahora evade la justicia peruana.

Todos hemos visto que esta gestión presidencial, iniciando por Castillo y continuando por Dina, no ha sido más que un claro cliché comunista, que se ha situado en el favorecimiento ilícito de sus allegados, convirtiéndose en una organización criminal. La actual gestión no es ajena a esto, pues el caso de Nicanor evidencia los problemas que está teniendo el gobierno de Boluarte, cuyo desenlace no parece ser positivo. Lo único que nos queda es esperar a ver qué sucede y si de verdad la justicia actuará como debe de ser. Eso solo el tiempo lo determinará.