La ciudad inicia una época baja por la consolidación del verano.

Danna Felipe B.

La falta de estadísticas reales o al menos con un mínimo margen de error es un problema en Arequipa y en todo Perú. Sin datos confiables, no existe una base para trabajar en pro de ningún sector.

Para medir el flujo turístico en la región hay indicadores como el Monasterio de Santa Catalina y el Valle del Colca. Sin embargo, los datos arrojados son irreales, afirmó Teresa Rubina, presidenta de la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Arequipa (AHORA).

Por ello, tampoco se puede confiar por completo en el balance que maneja la gerencia regional de Comercio Exterior y Turismo, que asegura que Arequipa superó el número de visitantes recibidos en 2019.

Uno de los sectores clave de la economía arequipeña no se ha recuperado aún del golpe que le propinó el COVID-19. Más de un representante de los operadores turísticos lo ha señalado. La presidenta de AHORA estima que Arequipa alcanzará los niveles prepandemia en 2026. «Es bastante tiempo».

Algo que ambas partes reconocen es que han llegado más turistas nacionales que extranjeros. Sin poder tapar el sol con un dedo, Teresa Rubina afirmó que los segundos hacen una inversión más grande. «Es importantísimo que los tres niveles de gobierno se articulen y creen un ambiente tranquilo y seguro para que más extranjeros se animen a venir a Perú».

Evidentemente, tampoco pudo negar que se necesita una estadística más cercana a la realidad.

Los operadores de hoteles en la provincia de Arequipa han iniciado una época baja, afirmó la operadora turística. En diciembre, enero y febrero, los turistas y los propios arequipeños prefieren los destinos de sol y playa. Actualmente, la ocupación es de entre 35 % y 40 %. Es decir, se verán menos turistas por las calles patrimoniales.