Las quemas de Año Nuevo
Por: Carlos Meneses
La desaprobación ciudadana también se puede medir con las quemas de piñatas con los rostros de autoridades.
Una vieja costumbre peruana, en el día final del año que se va, ha sido siempre quemar las imágenes de los rostros que menos han resultado aprobados por la ciudadanía y no ha sido diferente esta vez.
Una imagen gigante de Dina Boluarte, de 7 metros de altura, fue quemada en Ica a un costo de más de S/2 mil, representaba a la mandataria y tenía un inmenso reloj en una muñeca y en la otra, joyas diversas. Lucía un traje del color preferido de la mandataria, ardió durante 2 horas, entre gritos de alegría de los ciudadanos que se reunieron.
Las muestras de desaprobación ciudadana en esta vez han estado dirigidas contra la presidenta de la República y también otro objetivo fue el presidente del Congreso al que también rechazó la mayoría de ciudadanos.
En regiones y provincias no fueron pocos los alcaldes y gobernadores que resultaron maltratados por una opinión pública que está descontenta sobre todo con obras paralizadas.
Hay contrastes en las encuestadoras que han recogido esta opinión desfavorable hacia los gobernadores peruanos. Así merece citarse el caso de Javier Milei, presidente argentino que ha recibido acogida favorable de sus ciudadanos con un 51 % de aprobación. A él han seguido Luis Lacalle de Uruguay, Santiago Pareja de Paraguay y Daniel Noboa de Ecuador.
En la desaprobación aparte de la peruana Boluarte figuró, también, Nicolás Maduro. Estas expresiones son consecuencia de la visible diferencia con que distingue la ciudadanía a unos y otros gobernantes y que se reflejan en solo el 3% de aprobación que ha merecido la presidenta de la República, su gabinete y el Congreso del país.