Goyeneche, fue el obispo más rico de Sudamérica

Por Carlos Meneses Cornejo

Amasó una fortuna con la agricultura y la minería, antes de convertirse en arzobispo de Lima.  

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En 1768 siendo un joven llegó al Callao para ponerse a órdenes del virrey Amat, don Juan Crisóstomo de Goyeneche y Aguerrevere, nacido en el reino de Navarra (España) en la localidad de Irurita. Este noble español decidió establecerse en la ciudad de Arequipa y 4 años después se casó con la arequipeña María Josefa de Barreda y Benavides.

Fue propietario de tierras y acaudalado comerciante de Arequipa, asociándose con Nicolás de Barreda y Obando cuya esposa era María de Benavides y Moscoso, trajo algo de dinero de España y compró tierras, casa y minas de plata.

Luego de irse a Bolivia para explotar minas tuvo 5 hijos, Pedro Mariano que fue abogado, José Manuel alcanzó el grado de teniente general del ejército real y el tercero fue José Sebastián, a quien su padre escogió para que fuera religioso. Hubo un cuarto hijo Juan Mariano, militar y una sola mujer, María Presentación que murió soltera en 1834.

José Sebastián de Goyeneche y Barreda dedicó los primeros años de su vida a educarse y, también, a reforzar la fortuna de su padre. Vivían en Guasacache que era la única hacienda que existía en el valle, tenía 200 hectáreas en la que se sembraba papas, trigo, maíz y alfalfa.

Guasacache era conocida como La Mansión del Fundador que antes era propiedad de los jesuitas y que significaban 600 topos de ese tiempo. Esa casa estaba en un sitio alto y hasta ahora se le conoce como el Palacio de Goyeneche.

En Sachaca tenía 68 topos, en Challapampa 47 y una vivienda, en Yarabamba 22 topos, en Paucarpata 31, en Socabaya otros 31, en el pago de El Palomar 24, en la Villa de Vítor una hacienda de uva con una casita en su centro.

Los Goyeneche se llegaron a llevar dinero de aquí para Madrid y Londres, asimismo ayudaron a financiar la guerra española contra los ingleses, como también lo harían contra los franceses.

Se calcula que el 65% de las tierras cultivadas en Arequipa eran de su propiedad, muchos los creían tacaños, pero todo pedido que recibían era atendido ya sea para dar de comer a los hambrientos, proteger a las viudas, construir iglesias, darles dotes a las monjas.

No faltaron programas de ayuda para los revolucionarios peruanos, como los hermanos Angulo y luego los ejércitos de San Martín y Bolívar que les impusieron préstamos que nunca fueron pagados por los que querían liberarse del poder español.

José Sebastián se educó con los padres mercedarios y el obispo se fue a Lima cuando la ciudad fue tomada por Túpac Amaru, luego regaló el reloj de la torre de la Catedral y al ocurrir un incendio en la iglesia mayor mandó hacer un altar de mármol y posiblemente también el órgano belga que hasta ahora existe.

Los Goyeneche se comprometieron hacer un hospital y lo cumplieron sus sobrinos, haciendo un proyecto que fue preparado en París y adoptado a la realidad peruana por Pedro Paulet y luego por Alejandro y Eduardo López de Romaña, este último fue presidente de la República.

El hospital no tuvo el nombre deseado por monseñor José Sebastián Goyeneche. Él quería que llevara el nombre de Virgen del Consuelo, pero la población arequipeña prefirió bautizarlo como Goyeneche y además construyó un monumento en su memoria que hasta ahora existe.

Goyeneche compró una casa para el Obispado y una segunda de propiedad de la familia Somocurcio, unió las 2 viviendas una para vivir ahí él y la otra para las personas que venían a visitarlo.

La casa de Goyeneche está ubicada en la calle La Merced haciendo esquina con la calle Palacio Viejo, donde es ahora el Banco Central de Reserva (BCR) y allí ofreció Goyeneche un almuerzo a Bolívar. Para comer los alimentos sirvió un juego de cubiertos de oro a pesar de lo cual Bolívar maltrató al obispo de Arequipa.

El papa León XII, entre 1825 y 1835, dejó a Goyeneche como el único obispo existente en el Perú y le pidió no abandonar a su feligresía; gobernó con Andrés de Santa Cruz, con Agustín Gamarra y lideró la reconstrucción de la Catedral afectada por incendio y por terremoto.

Cuando Ramón Castilla, el liberador de los negros, tuvo que proponer al papa el nombramiento de un arzobispo para Lima, el propio Castilla lo postuló en 1857 y Pío IX lo designó el 26 de setiembre de 1859.     

Castilla también le propuso al santo padre que designara a Goyeneche como cardenal, pero al pedido se opusieron obispos españoles. Esa desaprobación impidió que él fuera cardenal y el primero de tal nivel eclesial fue un argentino, pero solo en 1935.

El 19 de febrero de 1872, el arzobispo de Lima se fracturó una pierna, empeorando rápidamente entró en una crisis y murió en brazos de su confesor. Sus restos fueron sepultados en la Catedral de Lima.

Incluso siendo arzobispo defendía a los pobres que tenían causas criminales en los tribunales y siempre fue reconocido como un hombre sabio y profundamente católico.

Casona del BCR.

Todos los bienes inmuebles que él tuvo le fueron expropiados y su casona del centro también y restaurada por el BCR.

Debe recordarse que mientras él fue obispo de Arequipa el palacio episcopal estuvo en diferentes lugares incluyendo lo que ahora es el orfelinato Chaves de la Rosa, el recinto policial que ahora es la sede de la USE (Unidad de Servicios Especiales) y los claustros de una casa vecina al local que hoy tiene el BBVA.

El Palacio Arzobispal se construyó recién en 1940. Durante el gobierno del mariscal Óscar R. Benavides en la calle San Francisco.

Palacio Arzobispal de Lima en la Plaza de Armas. 

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