El arequipeño que más conoce sobre Santa Catalina y la beata sor Ana

Por Carlos Meneses Cornejo
Dedicó su vida a revelar historia del monasterio y de una santa mujer.
ESPECIALES DE AREQUIPA
Dante Zegarra López, el hijo mayor del matrimonio del periodista deportivo Luis Adán Zegarra Calderón y de Raquel Marcela López Fernández, es el hombre que más conoce de la historia del monasterio de Santa Catalina y de la vida de sor Ana de los Ángeles Monteagudo, la única beata arequipeña que fue elevada a los altares, en 1985, por el papa Juan Pablo II cuando vino a Arequipa para también coronar canónicamente a la imagen de la Candelaria de Chapi.

Dante ingresó al monasterio en la década del setenta cuando todavía no estaba permitido el ingreso de visitantes al más antiguo de los recintos religiosos arequipeños que fue promovido por el Cabildo Municipal pocos años después de que se fundara, en 1540, la ciudad de Arequipa.
Era un joven periodista que logró ingresar dos veces al monasterio. En la primera oportunidad acompañando a Francisco Miró Quesada, quien era ministro de Educación del gobierno del entonces presidente Fernando Belaúnde Terry. La otra fue a lado de Pedro Beltrán, director del diario La Prensa de Lima.
En esas dos ocasiones, Zegarra pudo comprobar que a excepción de los archivos del monasterio no había información histórica verificada de los casi 400 años que tiene ese convento y cuando salió, decidió estudiar paleografía (forma de escribir el castellano antiguo) para reunir toda la información sobre la vida conventual de las religiosas dominicas que allí se albergaron.
Guillermo Galdos Rodríguez y Hélard Fuentes Rueda se encargaron de capacitarlo en corto tiempo, para lograr el objetivo deseado. Después conoció de la vida de sor Ana que nació en Arequipa en 1606, según ella lo declaró en 1642 cuando tenía 36 años. Esta mujer era la cuarta hija de un total de 8 que tuvo el matrimonio de sus padres, fue dejada en el monasterio a la edad de 3 añitos, aunque, según Zegarra, lo más probable es que tuviera 5 y los padres la retiraron del monasterio al que volvió para convertirse en monja.
Su hermano Francisco pagó la dote por ella y resultó siendo la décimo quinta priora del monasterio de Santa Catalina que gobernó entre 1647 y 1650.

En el proceso de beatificación algunas religiosas envidiosas de su santidad y de su rectitud de vida intentaron envenenarla, era iletrada, renunció a todas las riquezas incluido de vestido, pues prefirió entregar los que tenía a los más pobres.
El 12 de marzo de 1932 curó a María Vera de Larrín, quien tenía un avanzado cáncer, lo que fue reconocido como un milagro que le permitió llegar a la condición de beata y el papa Juan Pablo II vino para reconocer sus virtudes en un gigantesco mitin en el terreno en el que ahora está el estadio Monumental de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA).

En esa misma oportunidad el papa coronó a la Virgen de Chapi en el mismo escenario y por eso el recinto deportivo que fue construido con solamente donaciones lleva el nombre de María de Chapi.
Dante Zegarra inició investigando sobre Chapi y publicó un libro de más de 700 páginas con una relación de todas las monjas que han vivido en Santa Catalina hasta que con permiso de la Santa Sede se autorizó, con la presencia de los reyes de España, que el monasterio quedará abierto para las visitas de nacionales y extranjeros para que pudieran admirar sus bellezas arquitectónicas, pinturas e imágenes y calles.
Cuando el papa iba a llegar en 1985, Dante Zegarra fue uno de los 16 expertos que se reunieron en Santa Catalina para verificar, de acuerdo a protocolo exigido en el caso de hombres y mujeres santos, la autenticidad de los restos óseos de la beata. Dante guarda un trozo pequeño de la cabeza de la santa que le fue obsequiado por las monjas dominicas por gratitud, dedicación y esfuerzo.
Debe agregarse que a fines del año setenta fue detectado un cáncer agresivo en su cuello y del cual sobrevive. Él ha tenido entre sus manos la cabeza de sor Ana y frotado en ella miles de estampas que se repartieron cuando expertos reconstruyeron el rostro de sor Ana. Se espera un segundo milagro que le permita ser reconocida como santa.
Si algún día llega a ser la primera santa arequipeña, sus restos quedarán entre el monasterio de Santa Catalina y una iglesia de algún lugar de la tierra.
Dante Zegarra tiene un hijo de nombre Christian, es fervoroso devoto de la beata y cuando le fue detectado el cáncer solo le pidió a Dios que le permitiera vivir para atender al pequeño y también a su esposa de nombre Mariella.
