Querer todo inmediatamente no es bueno para ti ni para la sociedad.

Por Danna Felipe B.

Basta. Tienes que parar y mirar más allá del corto plazo. Solo así podrás tomar mejores decisiones. Querer todo «ya» tiene consecuencias negativas.

Miguel López, psicólogo especializado en el niño y la familia, lamenta que cada vez más niños crecen en hogares con padres física y psicológicamente ausentes. Crecer así entorpece de sobremanera el desarrollo de habilidades sociales como la empatía. Entonces se tiende más al individualismo que al colectivismo.

¿Qué tiene que ver esto con querer todo rápido?

Muchas relaciones actualmente son efímeras. Y no, el psicólogo no solo hace referencia a las humanas. «Estás en un trabajo. No te funciona como quieres o ya cumpliste ese objetivo a corto plazo y te cambias. Cambias de pareja, de amigos. Compras una prenda. En realidad no te gusta mucho, pero está de moda y la terminas usando una vez. Quieres satisfacer tus deseos y necesidades ya. Falta compromiso», ejemplificó. Pero, ¿cuál es el problema?

Explicó que el problema de querer las cosas inmediatamente es no tomarte el tiempo de evaluar y proyectarte al menos a mediano plazo, lo cual aumenta la probabilidad de no tomar decisiones acertadas.

Asimismo, López Cusi informó que si las relaciones humanas son efímeras, difícilmente las partes podrán mejorar sus habilidades sociales, importantes para enfrentar lo que hoy sucede.

Muchas personas están enfocadas en sí mismas. En satisfacer sus necesidades y deseos ya. Son impacientes. La frustración llega con facilidad. El bombardeo mediático insiste en que tienes que conseguirlo rápido. La objetividad queda de lado. Con todo eso en mente, no hay tiempo ni ganas de preocuparse por los demás. Se es indiferente.