El único arequipeño malo que conocí

Fue hecho en Tingo, nació en el Goyeneche y se llama Vladimiro Montesinos.
Por Carlos Meneses Cornejo
ESPECIALES DE AREQUIPA

En el monumental «Diccionario de personajes arequipeños» del historiador Dante Zegarra López se asegura que Vladimiro Montesinos Torres nació en el hospital Goyeneche el 20 de mayo de 1945, fue inscrito como hijo de Francisco Montesinos y Montesinos y de Elsa Torres Montesinos, según la partida de nacimiento 247 del Registro Civil del Concejo Provincial de Arequipa.
Pero para mí es uno de los pocos malos arequipeños que conocí, lo hicieron don Francisco y doña Elsa en una casita de madera que ellos tenían en la Alameda de Tingo donde vivió su infancia.
Según Zegarra, Vladimiro estudió la educación primaria en el Instituto Experimental N° 5 de Palacio Viejo, pero sus primeros años de primaria fueron en la escuelita de Tingo que quedaba en un parque al costado del Cuartel de Artillería Arias Aragüez, después pasó al colegio de la Independencia Americana y el tercero y cuarto de secundaria lo hizo en el Colegio Militar Francisco Bolognesi.
Para postular a la pre escuela militar su padre lo hizo inscribir en el Concejo Distrital de Miraflores aumentándole un año a su edad para alcanzar la mínima que entonces se exigía.
En ese tiempo alcanzó a trabajar en una tienda de venta seleccionada de lana de alpaca que tenía su local en la última cuadra de la calle Peral, allí era empleado y le di la mano por única vez, pues no habría de verlo nunca más.
Ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos donde tuvo la costumbre de hacer fichas sobre sus compañeros y oficiales, egresó como subteniente de artillería y ocupó el octavo puesto entre los catorce primeros de la promoción Centenario del Combate de 2 de Mayo.

Cuando egresó de la escuela lo mandaron a Arequipa y aquí trabajó a las órdenes de quien sería primer ministro, ministro de Guerra y comandante general del Ejército, Edgardo Mercado Jarrín, por esos años estudió Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y comenzó a estudiar con oficiales militares como Enrique Gallegos Venero y después con el ministro de Guerra, Fernández Maldonado.
Siendo capitán lo enviaron a Piura donde contactó con la Embajada de los Estados Unidos (EE.UU.) y entregó secretos militares de armas adquiridas a la Unión Soviética y los compradores resultaron ser de Inteligencia Norteamericana, el Ejército lo detuvo y fue denunciado por un fiscal militar que lo acusó como traidor a la patria .
Lo degradaron y tres abogados arequipeños lo defendieron a la distancia, la sala de guerra que lo juzgaba la conducía el general Alberto Vargas Ruiz de Somocurcio, siendo auditor el coronel del cuerpo jurídico, Abraham Talavera, y su defensor el abogado del cuerpo jurídico militar, Néstor Pomareda.
Lo condenaron a prisión, pero solo cumplió parte de la condena, por aquellos años don Francisco Montesinos se suicidó, lo que enfureció a Vladimiro considerando que manchaba su vida.
Trabajaba con el gobierno de Alberto Fujimori en las instalaciones del Servicio de Inteligencia y tuvo problemas con el empresario de televisión Baruch Ivcher, dueño de un canal que los terroristas dinamitaron.
El presidente Fujimori exaltó su nombre como líder de un movimiento de rescate de la toma de la Embajada del Japón, en Lima, donde terroristas capturaron a 200 invitados.
El 14 de setiembre del año 2000, el canal N de televisión difundió un video en el que Montesinos entregaba un soborno a Alberto Kouri, quien formaba parte de la agrupación opositora política de Perú Posible para pasarse a las filas del gobierno. Se descubrió entonces que contaban con 69 millones de dólares en cuentas de bancos suizos y en el año 2000 fugó a Venezuela a bordo del velero Karisma y acompañado de Emma Mejía Guzmán.
En Venezuela usó el nombre de Manuel Antonio Rodríguez y se realizó una operación cosmética para cambiar de rostro. En ese tiempo, Venezuela no estaba en manos ni de Chávez ni de Maduro sino de un gobierno democrático que decidió entregarlo al Perú.
Así llegó asegurando que tenía 30 mil videos por los que supuestamente fue puesto preso e internado en la Base Naval del Callao de donde saldrá en libertad el próximo año al vencimiento de su condena.

Actualmente tiene un espacio informal en la red social Tik Tok con 25 mil seguidores a los que su actual abogada recompensa con libros escritos por él, donde niega haber cometido delitos de traición al Estado peruano, tener vinculaciones con el narcotráfico, haber cometido lavado de dinero y conducción de grupos antiterroristas, de ser culpable de la existencia del grupo Colina y de otros que hacían persecución, de incurrir en el tráfico de información sobre asuntos militares, de perseguir al periódico de Augusto Zimmerman Zavala y se asegura que el gobierno del Perú entregó a refugiados argentinos que eran perseguidos por ese país durante el régimen militar.
La matanza de Cayara fue dirigida por él, fue director de Gobierno del régimen de Alberto Fujimori y a consecuencia de un paro general en Arequipa fue relevado de todo cargo en el Ejército y perseguido e internado en la Base Naval del Callao desde donde intentó un golpe militar que se frustró.
Fue un hombre afecto a los relojes y joyas y también a tener mujeres bellas a su lado. Montesinos recuperará la libertad a más tardar el 2026 y de seguro se mostrará tal y como es.
De él se recuerda que habló mal de su padre cuando este se quitó la vida y los soldados que revisaron el cadáver de su progenitor dijeron haber encontrado en uno de los bolsillos del saco del muerto un papel dirigido a Vladimiro en el que le decía que la única recomendación que podía dejarle es que procurase nunca ser pobre.
Trascendió que, en Tingo, la casa de madera fue demolida y que en ella don Francisco Montesinos, su padre, gustaba de echarse en una mesa con ventana a la calle y ponerse cuatro velas alrededor, asustados vecinos se acostumbraron a tal comportamiento y llevaban a sus niños para que vieran cómo el padre de Vladimiro se velaba como si fuese un muerto.
*Datos biográficos tomados de las páginas 285 y 286 del «Diccionario de personajes arequipeños» de Dante Zegarra López.