Por: Carlos Meneses

Los contratos por necesidad de servicio deben hacerse con los ciudadanos bien dispuestos y suficientemente capacitados.

Este fin de semana todos los espacios noticiosos dominicales se ocuparon de la burla que se está haciendo con respecto a contratos requeridos por el gobierno y que deben ajustarse a normas específicas que no se están cumpliendo.

Resulta ser que tales convenios de trabajo deben ser convocados por el gobierno y asignados a quienes reúnan los mejores méritos para bien servir a la ciudadanía, pero en la práctica lo que ocurre no es exactamente eso, sino que por órdenes superiores se consiguen personas que no están adecuadamente preparadas para atender las exigencias ciudadanas y así resultan beneficiadas con contratos que superan los 9 mil soles o más que van a dar a manos de gente que no es competente para los fines deseados de brindar buen servicio a la comunidad.

Esto ha pasado, por citar un ejemplo, con la hija del sastre que confecciona los ternos para el ministro de Educación, Morgan Quero y también con familiares más o menos cercanos de la presidenta de la República y esto es no solamente ajeno a los propósitos que motivaron la creación de estos empleos sino una manera de burlar la calidad de los servicios que con quienes se hacen los convenios.

Es inevitable que se investiguen los casos y debe procederse a anular tales contratos para entregarlos a los que sean buenos y capaces ciudadanos para servir a otros peruanos. Es posible que no sean los únicos casos los denunciados, pero debe aprovecharse la circunstancia para que el organismo Servir -que debiera vigilar el fiel complimiento de la realización de concursos- intervenga y ponga las cosas en su lugar y que las recomendaciones o favores familiares no se hagan por más tiempo.