“El Estado no escucha, formalización minera no avanza por la burocracia”
Nilson Flores Suárez, presidente de la Federación de Mineros de Arequipa, denuncia el abandono del Gobierno y el uso político del sector artesanal: “La minería podría ser el motor del país, pero la han convertido en un laberinto sin salida”
La minería artesanal —actividad que sostiene a miles de familias en las provincias de Caravelí, Condesuyos y Castilla— vive una de sus etapas más críticas, así lo advierte Nilson Flores Suárez, quien denuncia que la política de formalización en el Perú está “secuestrada por la burocracia” y manejada por funcionarios “que no conocen el campo ni la realidad del pequeño productor”.
“La minería podría ser la base de un país sólido si se apoyara al pequeño empresariado nacional, que genera dinamismo y evita brechas sociales. Pero el Estado no es serio ni responsable con sus políticas”, sostiene.
En diálogo con El Pueblo, el dirigente revela que la desidia institucional ha paralizado más de 57 mil procesos de formalización en el país, mientras “los gobiernos de turno siguen improvisando”.
Flores explica que el problema empieza en el propio Ministerio de Energía y Minas, “hace poco el director de formalización contó que el ministro nunca quiso reunirse con é, ¿cómo se puede planificar algo así?, cada mes cambian al funcionario y dejan las plazas vacías, es un cuerpo sin cabeza”, afirmó mortificado.
La consecuencia —dice— es que los expedientes se acumulan sin respuesta y los mineros, que buscan trabajar dentro de la ley, terminan atrapados en un limbo administrativo. “Para mantenerte en el proceso debes presentar estudios de impacto ambiental, permisos de agua, CIRA, OTS, autorizaciones de explosivos, etc. Pero si las oficinas no funcionan o cambian de responsables, nada se resuelve”, señaló.
“Nos tildan de ilegales, pero la ilegalidad nace del propio Estado”, aseveró Nilson Flores , quien denunció que la lentitud del sistema ha creado el terreno ideal para el mercado negro. “Nos acusan de comprar dinamita ilegal, pero ¿cómo adquirirla si nunca aprueban nuestras OTS?.
Revela que una barra legal cuesta S/ 1.60, mientras que en el mercado negro vale S/ 8 o S/ 10. Si me dieran mis permisos, yo compraría legalmente y tributaría con respaldo ante la Sunat. Pero prefieren cerrarnos las puertas y luego decir que somos informales.
Para Flores, los verdaderos beneficiarios de este caos son

“las mafias que trafican con explosivos y los grandes intereses económicos que manejan el sector”. “El minero artesanal no fabrica dinamita ni importa insumos. Detrás hay empresas y redes mucho más grandes. El Estado, en lugar de enfrentarlas, persigue al que trabaja con las uñas”, denuncia.
NOS HAN VENDIDO HUMO
El dirigente también cuestiona el papel del Congreso y las huelgas promovidas en los últimos años. “En Chala prometieron formalización permanente, algo que el Tribunal Constitucional ya había descartado. Mintieron deliberadamente y nadie los sancionó. Algunos congresistas y dirigentes manipularon a la gente con discursos falsos. Les vendieron humo”, acusó.
Por eso, asegura que la Federación de Mineros Artesanales de Arequipa se ha mantenido al margen de las protestas. “Nosotros no creemos en paros sin fundamento. Apostamos por el diálogo, pero con propuestas técnicas, queremos resultado”, subrayó.
Flores detalla que la Federación ha presentado al Gobierno una propuesta con tres ejes principales:
- Restituir el derecho de preferencia. “Si una concesión caduca y vuelve al Estado, no debería ir a remate público, donde ganan las grandes empresas. El Estado mismo puede otorgar el contrato a un minero formalizado. Eso aceleraría miles de procesos”, explica.
- Habilitar corredores mineros en los Andes. “Si se pueden establecer en la selva —incluso en zonas sensibles—, ¿por qué no en la sierra? Hablamos de áreas de amortiguamiento, no de cabeceras de cuenca. Esto daría acceso a quienes hoy están excluidos”, sostiene.
- Reducir la maraña burocrática. “Todo está digitalizado, pero el sistema no permite corregir errores ni avanzar. Si no actualizo mis datos, no puedo continuar ningún trámite. La tecnología, en lugar de ayudarnos, se ha vuelto una trampa”, advierte.
