La infancia peruana frente a la brecha invisible de la salud

REFLEXIONES

La salud infantil en el Perú enfrenta un desafío complejo. Aunque contamos con profesionales destacados, los indicadores de salud pública muestran un panorama que exige atención urgente. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2024, la anemia afecta al 43.7% de los niños menores de 3 años y la desnutrición crónica al 12.1% de los menores de 5. El reto no es solo ampliar la cobertura, sino comprender las brechas que determinan quién accede a una atención oportuna.

Desde la academia y la práctica médica, es evidente que los promedios nacionales ocultan realidades diversas. La salud de un niño peruano sigue dependiendo de una “lotería de nacimiento”. En el quintil más pobre, la desnutrición crónica alcanza el 23.5% y la anemia el 54.2%, cifras que incluso aumentaron en el último año. Esto refleja un retroceso concentrado en los grupos más vulnerables, sobre todo en zonas rurales y de la Sierra, donde solo el 15.3% de los niños mantiene prácticas adecuadas de higiene bucal, según el INEI.

El problema no es de ejecución, sino de eficacia. En el 2024, la gestión alcanzó un 98.84% del presupuesto, pero sin el impacto esperado en los indicadores vitales de la niñez más pobre, como el aumento de la desnutrición crónica (a 23.5%) y la anemia (a 54.2%). A este desafío se suma la brecha educativa. El nivel de instrucción de los cuidadores es un factor clave, pero no siempre se visibiliza en los análisis. Por ejemplo, los resúmenes públicos de la Endes 2024 no destacan el cruce de indicadores (como vacunación o anemia) con el nivel educativo materno. Contar con esta información de forma más accesible permitiría diseñar estrategias de consejería y alfabetización en salud más efectivas.

En ese sentido, las instituciones de educación superior tienen un rol importante. La formación de futuros profesionales de la salud, especialmente pediatras, requiere fortalecer competencias en salud pública, gestión rural y determinantes sociales. Educar implica empoderar a las familias y generar evidencia que oriente políticas donde el éxito se mida no solo por el gasto, sino por la mejora real en la salud infantil.

La pediatría peruana nos invita constantemente a reflexionar sobre nuestro compromiso. El objetivo es avanzar hacia un sistema donde la salud de un niño no dependa de su lugar de nacimiento. Solo así podremos hablar de una pediatría verdaderamente justa para todos.

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