Mineros despejan la Panamericana Sur. El tránsito vehicular en el kilómetro 618 de la carretera Panamericana Sur, a la altura del distrito de Chala, en la provincia de Caravelí, se restableció la tarde de este martes luego del bloqueo protagonizado por mineros artesanales. La vía, que conecta el sur del país con Lima, permaneció cerrada desde la madrugada, afectando a cientos de transportistas y pasajeros.

LUEGO DE AMPLIACIÓN DEL CONGRESO

La protesta fue liderada por integrantes de la Confederación Nacional de la Pequeña Minería y Minería Artesanal del Perú (Confemin), quienes exigían la ampliación del Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo), mecanismo que les permite seguir operando mientras tramitan su formalización. El levantamiento del bloqueo ocurrió poco después de que el Congreso de la República aprobara la extensión de la vigencia del Reinfo hasta el 31 de diciembre de 2026.

Aunque la medida parlamentaria evitó un conflicto mayor, vuelve a evidenciar la dependencia del sector minero artesanal de las decisiones políticas. Durante años, los pequeños mineros han condicionado sus movilizaciones y levantamientos de carreteras a los debates en el Legislativo, una práctica que los mantiene atrapados entre la informalidad y la presión política.

En Arequipa, donde la minería artesanal involucra a miles de familias de las provincias de Caravelí, Condesuyos y parte de Castilla, la ampliación del Reinfo es vista como un respiro momentáneo, pero no una solución. Los mineros continúan trabajando en condiciones precarias, sin seguridad ni sostenibilidad, y sujetos a la incertidumbre de que cada dos años el Congreso decida su destino.

El Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) informó que, tras el desbloqueo, el tránsito se desarrolla con normalidad en ambos sentidos, aunque las autoridades mantienen vigilancia ante posibles nuevos cierres.

Mientras tanto, persiste una pregunta de fondo: ¿hasta cuándo la formalización minera dependerá de prórrogas y favores políticos? La reciente decisión del Congreso alivia la tensión, pero posterga nuevamente el debate de fondo: cómo lograr que la pequeña minería deje de ser rehén de la informalidad y la manipulación parlamentaria.