Un respiro antes del ruido electoral
Por: Carlos Meneses
El mensaje de Velarde es claro: la economía peruana goza de buena salud, pero no es inmune a la política. Los próximos meses pondrán a prueba la madurez del electorado, la responsabilidad de los candidatos y la solidez de las instituciones económicas. Mantener la confianza será la clave para que el país no pierda el equilibrio alcanzado tras años de turbulencia.
La reciente presentación del Reporte de Inflación 2025 del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) deja un mensaje que invita a la reflexión en medio de la incertidumbre política que antecede a un año electoral. Julio Velarde, presidente del ente emisor, aseguró que hasta el momento no se observan efectos negativos de la campaña electoral sobre la economía peruana, una afirmación que contrasta con la volatilidad que históricamente caracteriza los periodos preelectorales.
“El tipo de cambio no muestra señales de sobresalto y la economía viene fuerte”, señaló Velarde, en un contexto donde el país proyecta cerrar el año con una inflación controlada y con indicadores de crecimiento que, aunque moderados, superan las expectativas iniciales. Su mensaje es, en esencia, una advertencia: el verdadero impacto político sobre la economía aún está por venir.
La calma actual responde, en buena medida, a la prudencia fiscal mantenida por el Estado, la estabilidad monetaria lograda por el BCRP y el desempeño positivo de las exportaciones mineras, agrícolas y pesqueras. No obstante, el panorama puede cambiar drásticamente a medida que avance la contienda electoral y se asomen discursos populistas o propuestas económicas radicales que erosionen la confianza empresarial y afecten la inversión.
En el pasado los mercados reaccionaron con nerviosismo ante candidatos percibidos como riesgosos. De repetirse un escenario similar, el impacto se reflejaría primero en la depreciación del sol y, posteriormente, en la paralización de proyectos privados y en la postergación de decisiones de inversión. El principal desafío, por tanto, será preservar la estabilidad en medio del ruido político.
El reporte también destaca una proyección optimista: el Perú podría mantener uno de los crecimientos más dinámicos de la región durante los próximos años, impulsado por la inversión privada, la recuperación de la demanda interna y un entorno externo más favorable. Sin embargo, esas proyecciones dependen de la estabilidad institucional y de la capacidad del país para evitar que la campaña electoral derive en incertidumbre.
