Por: Carlos Meneses

Un conflicto más grave en el Oriente Medio tendrá consecuencias que el mundo entero lamentará. Todas las naciones deben sumarse al pedido norteamericano de evitar más guerras en el planeta.

Ya llegan a superar los 33 mil muertos que una agresión israelí ha causado en Palestina y en otro exceso contra las víctimas está a punto de ingresar al conflicto del Medio Oriente, Irán, ante la preocupación norteamericana que alienta los afanes de Israel en esa parte del mundo.

El presidente Joe Biden está utilizando todos los recursos diplomáticos a su alcance para evitar que el conflicto se vuelva más grave y el secretario de Estado de Estados Unidos (EE. UU.) está actualmente en Teherán procurando evitar que la situación se torne más delicada y que un ataque sorpresivo pueda provocar un empeoramiento en el número de víctimas en su mayoría niños que sufren las consecuencias de haber perdido hogares y de sufrir hambre.

El papa Francisco también ha interpuesto buenos oficios, pero sin haberlos alcanzado, para que en esa parte del mundo no haya más muertos ni más dolores como los que están sufriendo millones de palestinos que sólo quieren vivir en paz, como también lo desea el gobierno y el pueblo peruano para los que viven una aventura militar que no buscaron y que ahora amenaza con extenderse a Siria, a Irán y a otros países árabes.

Es de esperar que Estados Unidos haga uso de su poder de convencimiento para que Israel deje de provocar nuevos incidentes con los árabes. Irán es una potencia militar que tiene recursos suficientes para crear una situación que no conviene a nadie y si EE. UU. se pone fuerte y aplica las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas de seguro Israel lo escuchará y se detendrá una guerra que nadie quiere que continúe y que tendrá repercusión en el mundo por reajustes en el precio de los combustibles.