Alcaldes se apuraron al solicitar el estado de emergencia para Arequipa
Por Jorge Turpo Rivas
El excomandante de la Tercera Región Militar, general (r) Óscar Gómez de la Torre Ovalle, sostiene que en veinte días no se puede exigir resultados a la Policía.
A 8 DÍAS DE LA MEDIDA DICTADA POR EL GOBIERNO
La última vez que Arequipa afrontó un estado de emergencia con toque de queda y las Fuerzas Armadas patrullando las calles, fue en junio del 2002 a consecuencia del “Arequipazo”, la protesta en contra de la privatización de las empresas Egasa y Egesur.
En esa oportunidad, el control de la ciudad quedó en manos del general del Ejército (r), Óscar Gómez de la Torre Ovalle, ex jefe de la Tercera Región Militar.
Por disposición de Gómez de la Torre, las Fuerzas Armadas no hicieron uso de la fuerza para imponer el orden en las calles. Se hizo un trabajo coordinado con la Policía y se evitó que haya fallecidos a consecuencia del actuar de los soldados.
En la siguiente entrevista, Gómez de la Torre, analiza el actual estado de emergencia que se dictó en Arequipa para combatir el avance de la criminalidad organizada.
¿Considera que el estado de emergencia decretado para Arequipa tendrá resultado?
–Me parece que hubo un apuro de los alcaldes para solicitar el estado de emergencia. Arequipa no llegó a niveles como Trujillo en inseguridad ciudadana como para adoptar esta medida. Se debió esperar que la policía tenga resultados en combatir a las bandas criminales, ellos hablaron de un plazo de seis meses, también se dijo lo mismo desde el CORESEC, porque la labor contra la delincuencia organizada es de largo aliento, no se puede pedir resultados en veinte días.
¿Qué trabajo se debió articular antes de asumir una medida extrema como el estado de emergencia?
–Los alcaldes debieron apoyar más a la policía, en darle los medios o herramientas para que puedan actuar correctamente. La labor de la policía es a largo plazo cuando se trata de combatir organizaciones criminales. No es un trabajo sencillo y sabemos de las carencias de la policía.
¿En veinte días será difícil obtener resultados?
–Es imposible porque los policías trabajan a largo plazo. Seguro en estos veinte días podrán levantar alguna información importante que en los meses siguientes puede ayudar en la captura de bandas criminales. Pero esperar resultados en veinte días es pedirle peras al olmo.
¿Cree que se desvirtuó el estado de emergencia al implementar la medida sin toque de queda y sin que las Fuerzas Armadas tengan una intervención directa?
–Lo que pasa es que han puesto un estado de emergencia muy especial. Las Fuerzas Armadas sólo actuarán en apoyo y a pedido de la policía. Pero lo que podemos ver es que hasta el momento la policía no tiene información relevante para dar un golpe a las organizaciones criminales que amerite el apoyo de las Fuerzas Armadas.
Pero en la declaratoria de emergencia se menciona a las Fuerzas Armadas y se generó expectativa en la población.
–Claro, pero hay que entender la norma, porque se establece una participación de apoyo de las Fuerzas Armadas. La gente piensa que las Fuerzas Armadas no interviene en la seguridad interna, pero sí se hace de alguna manera, por ejemplo, en aportar con información del trabajo de inteligencia. Es información útil. El orden interno no es función constitucional de las Fuerzas Armadas.
Además, su preparación es otra.
–Exacto, al soldado se le prepara para disparar y para herir o matar al enemigo. Cómo va a salir a las calles con armas de fuego que son demasiado potentes. Si dispara, luego tenemos las consecuencias que ya sabemos y se quiere enjuiciar a todo el mundo, no sólo al que dio la orden. Los políticos conocen eso, pero ellos piensan que una parte de la solución a la inseguridad es que las Fuerzas Armadas actúen, pero eso no es dable. Deberían abocarse en gestionar mejoras en la Policía.
Queda la sensación de que la policía no hace las labores de inteligencia y seguimiento que se espera. Por ejemplo, interceptaciones telefónicas a las bandas organizadas.
–La Policía puede hacer todo ese trabajo, pero no se entiende lo que ocurre. La labor de inteligencia es importante. Cierto, es un trabajo difícil porque infiltrarse en el medio delincuencial es complicado, pero ahí está el reto para combatir las organizaciones criminales.
En el 2002, cuando Arequipa fue declarada en emergencia por el “Arequipazo”, usted dijo: “Las armas no se usan contra el pueblo” ¿Cómo se logró que la intervención de las Fuerzas Armadas no desencadene una tragedia?
–Yo hablé con toda la tropa, les dije que cuando estén en las calles seguro recibirán insultos y habrá gente que intente ofenderlos, ante ello, todo lo que entre por un oído salga por el otro. El objetivo era no emplear las armas contra nuestros mismos conciudadanos. Además, la mayor parte eran soldados arequipeños y no podían actuar en contra de sus propios familiares.
Primó el sentido común.
–Exacto, fue eso y se actuó con el entendimiento del personal de tropa. Se les hizo entender que en ese momento no somos un Ejército de ocupación y que siempre debemos mostrarnos cercanos a la población. Darle protección, no atacarla.
¿Qué sensación le deja la falta de unidad de las actuales autoridades arequipeñas?
–Lo que falta es que se comuniquen y hablen más. No pueden actuar cada uno por su cuenta. Creo que les falta dialogar y apuntar a un mismo objetivo.