Quejarse es gratis
Por: Veronica Coello Moreira
Quejarse es gratis. Es muy evidente en redes sociales cuando algunas personas utilizan esta plataforma como un medio de desahogo frente a sus frustraciones. También es la herramienta favorita de muchas personas frente a cualquier situación que obligue a sacarlos de su zona de confort. Leo a muchos quejarse los lunes por tener que regresar al trabajo, incluso los más pequeños también se quejan de volver al colegio, pero ¿qué pasaría si la vida nos quitara aquello de lo que tanto nos quejamos? ¿Qué pasaría si perdemos el empleo que criticamos o si cierra el colegio al que no queremos ir? La vida como la conocemos hoy, nos cambiaría bastante.
De esta manera, creo firmemente que es fundamental tomar acciones y decisiones que nos mantengan contentos con la vida que llevamos. ¿Te molesta el trabajo dónde estás? Renuncia y ve detrás de aquello que amas, ¿no te pagarían lo que ganas en ese trabajo horrible? Entonces agradece lo que tienes y busca la forma de hacer lo que te gusta fuera del horario laboral. Siempre será más fácil escribirlo, leerlo o decirlo, pero cuando tomamos la decisión de hacernos responsables de nuestro destino, las cosas empiezan a cambiar en positivo.
También es fácil caer en las comparaciones, mucho más, en este mundo lleno de redes sociales donde muchas veces la gente se esconde detrás de su máscara de éxito, fortuna y felicidad, entonces empezamos a dudar de nosotros y cuestionarnos ¿por qué no tenemos el éxito del otro? Nos parecemos al refrán sobre el vecino que siempre cree que el césped del otro es más verde que el suyo y no aprecia lo que sí tiene y cuando se presentan grandes oportunidades, aparece dentro de su cabeza el síndrome del impostor, pero ¿por qué?
Tal vez, es más fácil culpar al otro, quejarse del resto y no descubrir que el único responsable de nuestro éxito o fracaso se encuentra en el reflejo del espejo, pero el día en que reconocemos que somos los amos de nuestro destino, es el momento en el que tomamos las riendas de nuestra vida. Tener una meta es importante para poder saber cuál camino debemos elegir y eso nos ayuda a tener paciencia para saber que habrá un tiempo en el que sintamos que las cosas no avanzan, pero debemos confiar en el proceso. Todo tiene su momento y hay un momento para todo.
Finalmente, creo que siempre estamos a tiempo para hacer la diferencia, dejar la queja inútil o la amargura de oficio y, por el contrario, ponernos una meta que nos produzca mucha ilusión para después trazar el camino que deberemos emprender para lograrlo. Corolario, me quedo con las palabras de Barack Obama: “Si estás dispuesto a trabajar duro y cumplir con tus responsabilidades, podrás salir adelante. No importa de dónde vengas, cómo luzcas o a quién ames”.