Apoyar a nuestro personal de mantenimiento de la paz es ahora más importante que nunca
Por: Secretario General Adjunto, Jean-Pierre Lacroix

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Todos los días, el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas se moviliza para brindar protección a cientos de miles de personas vulnerables producto de las situaciones políticas y de seguridad más frágiles en el mundo.

El poder de las alianzas:

Nuestro personal civil y uniformado apoya los “alto al fuego”, previene y responde a la violencia, investiga las violaciones y los abusos de los derechos humanos y ayuda a construir la paz, la recuperación y el desarrollo en los países afectados por conflictos. No hay duda de que su presencia salva y cambia vidas.

En Sudán del Sur, más del 80% de los encuestados en un reciente estudio de percepción dijeron sentirse más seguros gracias a la presencia de las fuerzas de paz de la ONU. Las comunidades de otras zonas de conflicto también dan testimonio del impacto del mantenimiento de la paz. Durante la operación «Que reine la paz» en la República Centroafricana, los líderes locales informaron que el aumento de las patrullas estaba disuadiendo a los grupos armados, mientras que el suministro de agua potable, la asistencia médica y la rehabilitación de carreteras por parte de las fuerzas de paz habían mejorado considerablemente sus vidas. «Previene a los enemigos de la paz en nuestra región para que la paz regrese y nos permita movernos libremente», dijo Iyo Feikoumon, de la aldea de Doyi.

En algunas operaciones de paz, una tarea principal es brindar una protección sólida a los civiles debido a la naturaleza de la amenaza sobre el terreno. Nuestro personal militar y policial hace todo lo posible para llevar a cabo este mandato en condiciones difíciles y, a menudo, peligrosas. Sin embargo, el objetivo final es crear las condiciones para soluciones políticas y una paz sostenible. Esa es la verdadera medida de nuestro éxito.

Lograr ese resultado es cada vez más difícil en un clima político y de seguridad mundial cada vez más tenso.

Los conflictos son más complejos y de múltiples niveles, con tensiones locales alimentadas por fuerzas nacionales, regionales e internacionales que actúan en su propio interés. Un número creciente de actores están involucrados en la violencia, incluidos elementos criminales, terroristas y otros elementos armados. Es difícil relacionarse con estas personas y grupos, con diversos motivos y objetivos y, a menudo, con vínculos con la delincuencia organizada transnacional, porque no tienen ningún interés real en llegar a acuerdos políticos que fomenten una paz duradera.

Estamos asistiendo a un enfoque menos unitario para la resolución de conflictos entre las potencias mundiales debido a las crecientes divisiones políticas que, a su vez, reducen presión a las partes beligerantes para que pongan fin a la violencia y hagan concesiones. Estas divisiones se ponen en evidencia en las resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a los mandatos de mantenimiento de la paz, observándose una menor unanimidad en las decisiones tomadas por los Estados miembros, especialmente en las renovaciones de los mandatos, así como también un menor apoyo a nuestras misiones de paz cuando estas se enfrentan a desafíos sobre el terreno.

El aumento de la desinformación y la tergiversación de la información también está creando nuevas y crecientes amenazas a la seguridad del personal de la ONU y de las comunidades a las que sirven. En lugares como Malí, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo, las noticias falsas alimentan los combates y la hostilidad hacia las misiones de mantenimiento de la paz. Estamos experimentando un aumento de los ataques a nuestras bases, emboscadas a los convoyes y un mayor uso de artefactos explosivos improvisados. En este entorno, la emblemática bandera azul que debería brindar seguridad a las fuerzas de mantenimiento de la paz corre ahora el riesgo de convertirlas en un objetivo a atacar.

A pesar de realizar nuestros mejores esfuerzos para mantener la seguridad del personal, cada vez más miembros del personal de mantenimiento de la paz resultan heridos o mueren ante estas condiciones volátiles. La frecuencia de los ataques maliciosos contra el personal de mantenimiento de la paz aumentó de 280 en 2020 a 463 el año pasado. En 2021, hubo 24 víctimas mortales debido a estos actos violentos.

Entre los que hemos perdido se encuentran ocho Cascos Azules que murieron cuando su helicóptero cayó en el este de la RDC en marzo, durante una misión de reconocimiento para ayudar a proteger a los civiles. Asistí a un servicio conmemorativo muy conmovedor junto a mis colegas en Goma. Todos comprendemos que el riesgo y las pérdidas son inevitables dada la naturaleza de nuestro trabajo, pero reunirnos en estas trágicas circunstancias nos recuerda el inmenso precio que han pagado los Cascos azules caídos y sus familias. A ellos, quiero rendirles homenaje. Su sacrificio nos inspira a redoblar nuestros esfuerzos para construir la paz y la estabilidad.

Para el mantenimiento de la paz la ONU no está sola en este empeño, trabajamos conjuntamente con otros socios en la causa de la paz.

Entre ellos se encuentran las organizaciones humanitarias que prestan asistencia vital a los más vulnerables. También son fundamentales las alianzas sólidas con las comunidades, las cuales nos inspiran con su resiliencia y persistencia para ayudar a resolver las tensiones, apoyar la reconciliación y construir la paz. Las mujeres y los jóvenes también son socios vitales como poderosos defensores de la paz, al igual que la sociedad civil y los medios de comunicación, que arrojan luz sobre los desafíos y ayudan a promover soluciones. Seguimos fortaleciendo nuestras alianzas con los 122 Estados miembros que aportan más de 75.000 efectivos militares y policiales a nuestras 12 operaciones de mantenimiento de la paz. Confiamos en el consentimiento y la activa participación de los gobiernos anfitriones, así como en el apoyo firme y unido de los socios regionales e internacionales para persuadir a las partes de que dejen de lado sus diferencias y hagan las concesiones necesarias para alcanzar acuerdos políticos.

Por ello, este año celebramos el Día Internacional del Personal de Paz de la ONU bajo el lema «Personas. Paz. Progreso. El poder de las alianzas». Es una oportunidad para agradecer a los socios su contribución y hacer un nuevo llamamiento a la acción en la búsqueda de la paz y la seguridad mundial.

Las Misiones para el mantenimiento de la paz son una herramienta imperfecta que nunca puede satisfacer todas las necesidades o expectativas. Hay situaciones en las que nos vemos impedidos o no cumplimos con nuestros mandatos, y nos defraudamos a nosotros mismos y a aquellos a los que servimos, incluso en casos de mala conducta de nuestro personal.

Aunque esto ocurre, seguiremos rindiendo cuentas, interrogando constantemente nuestra actuación y encontrando formas de ser más innovadores y eficaces, especialmente a través de la iniciativa Acción para el Mantenimiento de la Paz, que establece áreas prioritarias en las que es necesario avanzar. Esto incluye el fortalecimiento de nuestra capacidad para promover soluciones políticas y apoyar la paz sostenible, mejorar la protección de los civiles, así como la seguridad del personal de mantenimiento de la paz, aplicar la Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad, y evaluar rigurosamente nuestro propio desempeño.

Nuestros objetivos y metas son ambiciosas y no todas se alcanzarán.

A veces se nos pueden plantear preguntas sobre el valor y el impacto del mantenimiento de la paz.

Pero si no es el mantenimiento de la paz, ¿qué otra cosa? ¿Existe hoy en día una solución mejor para mantener el alto el fuego, para proteger a los civiles, evitar el caos y apoyar los esfuerzos de paz en los complejos entornos afectados por el conflicto en los que se despliegan nuestras operaciones?

A pesar de estas interrogantes, y ante los numerosos retos que se nos plantean, las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas se mantendrán, junto con nuestros socios, para ser una fuerte fuerza de cambio en un esfuerzo colectivo por lograr la paz y el progreso para todos los pueblos.

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