EL VALOR DEL TIEMPO QUE VIVIMOS
Por Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y Magister en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia.
Muchas veces creemos que vivimos en un tiempo y en una época distinta a la que nos debió tocar vivir, ya sea en virtud de ciertos gustos, placeres o inclinaciones personales.
HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA
Otros afirman ingratamente encontrarse día a día en el sitio y en el lugar equivocado, afirman con ánimo de desesperanza que la mala suerte les persigue, que su insignia en la vida es la desventura y la falta de oportunidades para alcanzar sus sueños.
Alguna vez, a lo largo de nuestra corta o larga existencia, nos hemos puesto a pensar que el infortunio esta de nuestro lado, hemos hablado públicamente como perdedores y hemos interiorizado mil y un sentimientos asociados al fracaso, a la ruina y porque no decirlo, hemos hablado que mejor sería morir que vivir.
Lógicamente, cada uno de esos sentimientos nacidos en lo más profundo de nuestra mente negativista suele ir germinando en los surcos más profundos del campo de desarrollo de nuestros pensamientos y de nuestros actos. Y ahí, justamente ahí, extienden sus raíces de infortunio, sus tallos de desesperanza y sus frutos de lamento hacia nuestro proceder diario.
Nuestro juicio racional, basado en las experiencias infantiles nobles, en el compartir, en el disfrutar tanto en soledad como en grupo, se ven perjudicadas y opacadas por estas nuevas ideas aberrantes, nacidas de la frustración de palabras mal dichas por aquellos seres que nos rodearon y que sirvieron de modelo a nuestra formación. Dichas semillas germinantes de desilusión y tristeza impusieron su desarrollo en base a emociones interiorizadas, a miedos, temores, inseguridades y conflictos del medio entorno.
La no resolución de los conflictos, la frustración eternizada en conflictos repetidos, la falta de valoración de nuestras vidas, la visión opaca de las oportunidades de desarrollo diario y la miopía mental para valorar a priori el cariño, el amor, efecto y la entrega de nuestros seres queridos se trastocó en abono perfecto para el crecimiento y desarrollo en nuestra mente de dichos conceptos y sentimientos que, a la postre, determinaron la génesis de nuevos ideas negativas, de conductas violentistas contra uno o contra el mundo que nos rodea.
Pero bien, no podemos permitir que en nuestra vida perseveren dichas conductas y pensamientos de destrucción, sería un acto de descuido sin nombre el permitir que dichas nociones de autodestrucción gobiernen nuestros actos regulares. La vida en “el planeta azul”, es una vida no de nostalgias primeras sino de alegrías constantes.
Nuestra mente, como ya lo habrán notado, es un campo de cultivo perfecto para el desarrollo de todo tipo de semillas: ahí se desarrollan sin ningún problema la paz y la guerra, la avaricia y la caridad, el ego y la solidaridad. Por supuesto que los pensamientos y los sentimientos negativos ocupan un terreno mayor de nuestra mente en virtud de nuestros aprendizajes emocionales inadecuados, violentos, inconformistas y de minusvalía. Tener una vida sin orden, sin razones claras, una vida llena de confusión y de actos de auto agresión, alimentan ese sustrato de daño personal. Pero, aquí me detengo un momento para decirles que los actos de auto agresión no son solo aquellos con tintes de titular periodístico relacionados a intentos de suicidio por una sustancia dada, por ejemplo, los actos de auto agresión los desarrollamos muchos de nosotros diariamente muchas veces sin darnos cuenta ya que etiquetarlos de ese modo nunca nos ha pasado por la cabeza. Pero, ¿a qué actos me refiero?, bueno, a las trasnochadas, al consumo de bebidas alcohólicas, al hábito de fumar, al consumo de otros tipos de drogas, al hábito de hacer las cosas a última hora, a los episodios de atracón, a los actos de negligencia con nuestro aseo personal, a nuestra voluntad de postergar para mañana las cosas que nos corresponderían hacer el día, a la nefasta costumbre de disgustarnos con nosotros mismos o lo que es peor, al hecho de hacer caso y de interiorizar los conceptos negativos de las personas que nos rodean. Sí, es verdad, son actos rutinarios de nuestra vida que difícilmente podrían ser considerados como de auto agresión dirigida, pero ¿son dañinos para nuestro ser?, ¿nos limitan o nos generan frustración?, ¿nos echan a perder nuestros días?
Claro que sí, son actos nocivos, costumbres que hemos ido adaptando a lo largo de nuestro paso por la vida, hábitos que lentamente van desgastando nuestras fortalezas y conceptos, en fin, ideas y sentimientos de pena, tristeza e insatisfacción que van alimentando la fuente de frustración personal que por momento quieren inundar nuestra mente.
Debemos de entender que no hemos nacido en un tiempo ni en un lugar equivocado. Cada uno de nosotros está en el lugar correcto, en la hora correcta y en la circunstancia ideal para hacer un milagro, sólo un milagro, construir su vida.
Nuestros desafíos presentes, nuestras incertidumbres y dudas, son necesidades fundamentales a las cuales nuestra mente debe dar una solución para alcanzar la auto realización. Nuestras capacidades y nuestras ignorancias son los medios a través de los cuales vamos a lograr alcanzar dicho logro y a valorarlo. ¿Se imaginan como sería la vida si sólo tuviéramos capacidades y logros?, sería una vida llena de frustración, ya que seríamos incapaces de darle el valor adecuado a dichas experiencias. ¡Por ello existen las limitaciones!, al enfrentar tus dificultades basadas en un pobre saber o en una baja preparación física y alcanzar el logro del saber o de la competitividad deportiva, el concepto de realización personal de enzarza, se glorifica y se plasma, no solo en alegría sino también en humildad.
Somos seres especiales, creados por un plan especial, con lucidez en la mente o en el cuerpo y con una luz que tiende a brillar cada día más. Esa luz es nuestra realización y es a la vez la luz que guía a aquellos que viajan perdidos por el mundo o que agobiados por la oscuridad ven una nueva oportunidad para sentir que la vida vale la pena de ser vivida.
Nuestro proyecto de vida es una pieza del gran rompecabezas mundial. Lograr vivir cada momento a plenitud generará con el paso de las estaciones que cada pieza llegue a ocupar su lugar. Si muchas piezas se ubican en el lugar correcto y de pronto armonizan, la visión de lo que es la vida podrá surgir en nuestros ojos, entonces, sólo entones, podremos darle una definición al principio vida.
Pero ¿qué es la vida?, sin tener bases ni razones, sólo podría decir ¡es todo, eres tú y soy yo! Eso es la vida. Si has comprendido el mensaje entonces sonreirás y te dirás, estoy por el camino correcto, he aprendido a conocerme, he aprendido a dar sin esperar nada a cambio.