El Primer Mestizaje en la Literatura Loncca

Por Goyo Torres

(Con motivo del rebrote conservador de la Poesía Loncca en los colegios de la región, ofrecemos aquí la primera de tres partes de un ensayo del profesor Goyo Torres, de la Escuela de Literatura de la UNSA, publicado en la Revista Apóstrofe n° 4)

Todo arequipeño conoce la jocosa anécdota que los profesores de historia suelen relatar entre orgullos y nostálgicos. Se cuenta que en los días del Mariscal Ramón Castilla, dos de sus subordinados discutían si Arequipa era costa o era sierra. Como ninguno daba su brazo a torcer, acudieron al Mariscal para que dirimiera el asunto.

—¿Arequipa es costa o es sierra? –habrían preguntado.

El viejo caudillo, ducho en lides políticas y todavía con el recuerdo en brasas de los sucesos de 1858, habría respondido:

-Arequipa, ni costa ni sierra. Arequipa cuesta.

Esta anécdota viene a la memoria porque tiene que ver con cómo los arequipeños hemos elaborado y manejado nuestra(s) identidad(es) a lo largo de la historia. En este contexto es inevitable formularse una serie de preguntas: ¿cuándo se elaboran los grandes mitos sobre la ciudad? ¿Desde cuándo creemos que somos El León del Sur, la cuna de la jurisprudencia, la República Independiente, la Roma del Perú, etc.? ¿Quiénes construyeron estos mitos? ¿Qué perseguían con esto? etc. En un breve espacio no se puede dar todas las respuestas. Son material amplio para un trabajo que vengo desarrollando desde hace un tiempo (…)

Literatura Loncca”.

Es esta variante en la literatura de Arequipa la que aquí me sirve como objeto de trabajo y a partir de ella, intento explicarme algo sobre nosotros. Sostengo que esta literatura es una categoría elaborada durante las primeras décadas del siglo XX, por intelectuales de la clase media. La propuesta tuvo el propósito de construir la identidad mestiza de Arequipa.

Considero que aquello que hoy se conoce como “Literatura Loncca”, con lógicas variantes de forma y contenido, es una manifestación que viene desde los comienzos del mestizaje como proceso de hibridación; poco después de la llegada de los conquistadores y de la fundación de las ciudades de Camaná y Arequipa. En el horizonte de su existencia, la “expresión loncca” presenta no uno sino cuatro momentos. Estos cuatro momentos no tienen que ver con la perspectiva de desarrollo lineal o gradual de dicha expresión. Tampoco con la concepción acumulativa positivista de que el momento siguiente contendrá una manifestación más evolucionada que el pasado.

La idea es que la expresión loncca se muestra en cada momento de modo diferente, con rasgos particulares producto de las circunstancias sociales de su momento. Pero sin que esto signifique que sea peor o mejor. Los cuatro momentos a que hago referencia, y denominados así de modo arbitrario, son: momento inicial, momento de la apropiación, momento regionalista y momento de la ficcionalización.

Momento Inicial

Este momento de la expresion loncca empieza con la primera generación de mestizos, producto de la unión de nativos lugareños y conquistadores españoles. Como es de conocimiento, la fundación española de Arequipa ocurre en 1540. Desde ese momento la nueva ciudad se convierte en centro de irradiación de la cultura europea. Instalado el dominio español, se produce el transplante de un variado tipo de instituciones que hicieran más eficaz este dominio. Aparecen las encomiendas, las reducciones, la mita, el yanaconaje, los obrajes, etc. (Carpio 1976: 57). Y para que estas instituciones funcionen llegan una serie de personajes de variopinto origen: encomenderos, corregidores, mercaderes, artesanos, soldados, curas, etc. Este caudal de habitantes europeos va a sumarse a los indios que habitaban esta villa.

Sin embargo, la convivencia de ambos grupos étnicos no es pacífica. La violencia se manifiesta por ambos lados. La peor parte la llevan los nativos que, finalmente, acabaron como mitayos, yanaconas o simples esclavos de los conquistadores. Pero es en esta liminal y precaria relación que tiene lugar el mestizaje. «El amestizamiento de los indios chacareros a que nos referimos se dio como un proceso lento, prácticamente desde la fundación de la ciudad hasta 1700» (Carpio 1976:51). Para la segunda mitad del siglo XVII se puede hablar ya de dos generaciones de mestizos cuando menos.

Estos mestizos por la regia inmovilidad social de la colonia, tenían como natural lugar de vida el campo. Su ingreso al espacio del blanco era francamente impensable. De este modo los mestizos se dedicaron a la agricultura y a ocupaciones manuales (artesanos, mercachifles, etc.) fuera de la ciudad. Por ello adquirieron una personalidad tosca y poco cultivada. De ahí su nominación de lonccos.

Estos mestizos lonccos, herederos de la fusión cultural europea y nativa, son los iniciadores de una forma particular de expresión que se materializa en canciones, versos, refranes y narraciones. Es de suponer que esta expresión loncca, en su forma inicial, era una manifestación inherente a la vida del hombre loncco, del mestizo que vive en la chacra. Una fórmula natural para exteriorizar sus vivencias, sus emociones cotidianas por el paisaje, la naturaleza, el dolor, la alegría, etc. Y conservar la historia de su pueblo. Una muestra de lo afirmado es esta vieja canción popular anónima:

  • Por esta pampa pa´abajo
  • Hierba santa me has pediu
  • Hierba santa te he dar,
  • Si tú no me pagáis mal
  • (Cuadros 1939: 168)

La característica fundamental de la “expresión loncca”, en este momento inicial como en los otros, es su oralidad. Recordemos que Ong, al hablar del tema, distingue tres tipos de oralidad: La oralidad primaria que correspondería a pueblos que jamás han oído hablar de la escritura, en su cosmovisión no existe tal categoría ontológica; estas comunidades han desaparecido en el mundo entero. La oralidad secundaria que correspondería a comunidades que saben de la existencia de la escritura (aunque ellas no la posean), conocen sus funciones y características; en esta condición está incluido el salvaje que sabe que el sacerdote lee un libro al que llama Biblia hasta el analfabeto de un pueblo rural que acude al abogado para que le redacte una solicitud para la autoridad. La oralidad terciaria se aplicaría a la oralidad electrónica de nuestros días (Ong, 1987:20). El mestizo loncco está considerado en la segunda clase.

En efecto, este sujeto posee una conciencia oral secundaria producto del momento histórico y del contexto social que vive. El loncco es pues producto de esta circunstancia y las manifestaciones que crea y recrea poseerán marcas orales. En otros términos, cuando el loncco canta una canción, recita un verso, parafrasea un refrán lo hace en la misma forma que habla cotidianamente. Sin buscar la función poética del lenguaje. Esa categoría está fuera de su mundo. Su expresión tiene como fin primordial comunicar. «El hombre de la cultura oral jamás consulta un texto; para ello le falta la distancia. Tal hombre ha encarnado en sí lo que sabe; en cierta medida, él es sus textos» (Ong 1987: 136). Este rasgo de la utilidad se puede distinguir en el siguiente diálogo popular que incluye en su texto el autor de Folklore Botánico Medicinal:

  • -¡Ay!
  • -Suspiro de huatacay,
  • que se guarda cuando no hay.
  • -Si estará en su casa
  • o estará por «hay»
  • (Cuadros 1939:179)

El rasgo de oralidad no era una exclusivo de los lonccos. Otras comunidades análogas en el tiempo y en lo social lo practicaron, con resultados similares en sus expresiones culturales. Es el caso del gaucho argentino y del guaso chileno (Veiravé 1976: 128).

Este momento se prolonga hasta finales del XVIII. Considero que el quiebre se dio con los primeros brotes de las luchas de independencia.

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