TÚ ERES EL PRIMERO EN DECIDIR (2° PARTE)

Por: Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y Magister en Salud Mental del Niño Adolescente y Familia.

Tú y cada uno de nosotros, somos seres maravillosos, lideres personales por naturaleza que construimos muchos años de nuestras vidas en base a alegrías y esperanzas y que ahora, tristemente, nos hallamos abatidos por la desesperanza de los desafíos sociales de un siglo XXI lleno de una vorágine de incertidumbre y canibalismo humano.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Pero recuerda, tuviste la fuerza, el empuje, la virtud de la paciencia y el espíritu de la constancia para aprender cosas casi imposibles en tus primeros meses y años de vida: hablar y caminar. Luego aprendiste una serie interminable de conocimientos en ciencias, letras y artes. Desarrollaste habilidades deportivas y tecnológicas. Aprendes a creer en ti mismo al aprender a creer en un Dios que te regaló la vida y que te da todas las oportunidades necesarias para disfrutar de este paraíso llamado Tierra.

Cada uno de nosotros es un líder personal que debe recordar su pasado, que debe limpiar el campo desolado de su pasado y que tiene la responsabilidad de abrir el candado del cofre, en donde insensatamente, hemos dejado guardada nuestra confianza, nuestro empeño y nuestra fortaleza para superar los embates de la sociedad.

Tenemos la capacidad de triunfar, siempre la hemos tenido, pero el concepto de esperanza lo hemos dejado olvidado o lo hemos infravalorado dándole un valor insospechado a la frustración y al miedo por la competitividad.

Recuerda: eres bueno y competente en todo, la única diferencia entre tú y otro es el tiempo, es decir la eficiencia para la ejecución de una labor, en virtud de las diferencias genéticas que les dan a unos mayores habilidades físicas, a otros emocionales y a otros tantos intelectuales Unos lograrán resultados más pronto que otros, pero la vida es tan justa que siempre nos da la oportunidad de ganar en algo, la vida tan justa como maravillosa nos permite estar tanto al inicio como al final en todas las carreras que corremos.

Creer en nosotros significa valorar nuestro esfuerzo de modo tal que no vamos a desperdiciar el tiempo invertido en una actividad. Siempre se aprende de algo. Cuando se gana se festeja el triunfo; cuando uno pierde analiza las circunstancias y los factores que determinaron la pérdida. Las caídas son las lecciones más valiosas para el líder personal, en ellas obtiene los aprendizajes más importantes que han de servirle para los logros posteriores. Si el niño no cae no triunfará de adolescente y/o joven. El niño, aun a muchos padres les duela, tiene que caer y sufrir frustraciones por aquello que no ha obtenido, en base a esas frustraciones desarrollará las capacidades necesarias para no volverse a sentir frustrado de adulto. Es preferible que un niño se disguste y llore por un fracaso y que aprenda con la ayuda de sus padres a enfrentar la caída. Si los padres hacen todo por sus hijos y no les permiten caer en tristeza, frustración y/o dolor por los fracasos que pudieran haber experimentado, le están quitando a ese niño muchas oportunidades de desarrollo posterior.

Debemos caer y debemos por consiguiente aprender a levantarnos. Debemos olvidarnos del dolor de la caída y debemos recordar la fortaleza de nuestras piernas.

Debemos de visualizar nuestro porvenir, hacer planos claros de cómo alcanzar nuestros sueños y trabajar esa hoja de ruta día a día con la alegría del pintor que hace un cuadro desde que coloca el lienzo en su posición de trabajo

Debemos mirar nuestro futuro con esperanza, con las ideas claras y con la seguridad de aquellos pasos que debemos de dar para alcanzar nuestras metas. Debemos ser como el arquitecto, que diseña en su mente inicialmente la casa que ha de construir, luego la plasma en una serie de gráficos en una serie de hojas, los planos y que, posteriormente lo lleva a su realidad física. Ese es el proceso de liderazgo que no puede ser descrito de mejor manera que en dicho loable proceso.

Ser líderes de nuestra vida significa saber por qué estamos haciendo cada cosa, en cada lugar y en cada momento.

Ser seres humanos que viven como barcos a la deriva significa ignorar el porqué de este momento, la utilidad de esta acción.

Aquel que no ha planificado su vida y que disfruta de las alegrías pasajeras de aquel barco que se ha extraviado y que por el movimiento de las olas cada cierto tiempo tiene la suerte de llegar a un puerto, tarde o temprano, acabará naufragando ante las inclemencias del mal tiempo social. Sólo aquel que vive prevenido en su viaje de vida sabrá cuando avanzar más rápido, cuando hacerlo más lento o cuando saber detenerse para tomar aliento. Sólo aquel que actúa sabiamente, tomando las decisiones más correctas para su vida, sabrá enfrentar adecuadamente las tormentas de crisis social y sabrá aprovechar los buenos vientos de la solidaridad humana y de las oportunidades del mercado mundial.

Debemos recordar que somos un todo y que las cargas del camino sirven para no apresurarnos en los tiempos difíciles y que, a la vez, si las sabemos utilizar, significan el peso o el empujón necesario para llegar a un valle de esperanzas cuando el camino se halla cuesta abajo.

Una regla vital: El líder personal al tomar una decisión valora su bienestar personal y el bienestar social, elige lo que más le gusta hacer y la opción que a la vez genera el menor perjuicio en su entorno.

Si al tomar una decisión recordamos por un solo segundo esta regla vital de la vida, lograremos equivocarnos cada vez menos en la toma de nuestras decisiones y nos sentiremos más alegres por obtener un resultado positivo ante los actos llevados a cabo para la ejecución de nuestro plan de vida.

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