Arequipa, delincuencia en su punto más alto desde 2015
Por: Nicolás Besich – Coordinador General Videnza Instituto
VIDENZA INFORMA
Sin lugar a duda, la inseguridad ciudadana se ha convertido en una de las principales preocupaciones –sino la principal– en el día a día de los arequipeños. Así lo demuestran los resultados de una encuesta de IPSOS encargada por Videnza, realizada a fines de julio de este año, en 6 ciudades del país. Según los resultados de esta encuesta, para el 59% de los arequipeños encuestados la principal preocupación de su vida diaria es el sentirse inseguro por la delincuencia.
Esta preocupación se ve justificada por los datos sobre victimización que publica periódicamente el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). De acuerdo con estos, durante el primer semestre del 2024, la tasa de victimización en Arequipa alcanzó su nivel más alto desde el 2015. Así, al 30 de junio de 2024, el 36.4% de arequipeños mayores de 15 años en el área urbana fue víctima de algún hecho delictivo. Estos resultados evidencian un alarmante crecimiento en la tasa de victimización pasando de 15% en 2021, a 26.1% en 2022, 29.2% en 2023; y finalmente el ya mencionado 36.4% al primer semestre de 2024.
En contraste con otras regiones del país, el nivel de victimización en Arequipa, durante el primer semestre del 2024, fue el tercero más alto del país; solo por debajo de Puno (38.4%) y Cusco (36.7%). Asimismo, Arequipa se encuentra por encima del promedio de victimización a nivel nacional, 27.7%.
Las cifras muestran, además, que desde por lo menos el 2015, es la primera vez que Arequipa se ubica entre las tres regiones con más alta tasa de victimización del país. Si bien estos resultados pueden llamar la atención –pues en la percepción generalizada de la población la delincuencia es mayor en las regiones del norte como La Libertad o Piura– podría haber una explicación en el mayor nivel de violencia de la delincuencia en el norte; nivel que hace más notorio el accionar delincuencial del norte en las noticias nacionales.
Así, los datos de victimización y la percepción de la población dejan en claro la importancia del problema de inseguridad en el país. Lamentablemente por parte del Estado no se observa una respuesta adecuada al problema. Por ejemplo, en Lima, luego de semanas de atentados contra el transporte urbano, que generó un paro de transportistas, el ejecutivo reaccionó declarando el Estado de Emergencia en 14 distritos de Lima y Callao por 60 días, con el fin de proteger a la población de las amenazas contra su seguridad y promover el bienestar general y el desarrollo integral y equilibrado de la Nación.
Al respecto existe ya evidencia rigurosa de que la declaratoria de estados de emergencia, sin una estrategia de inteligencia detrás no sirven. Por ejemplo, una investigación de Wilson Hernández, experto en crimen de GRADE, concluyó respecto de estados de emergencia previos, que “Los estados de emergencia del Gobierno no son efectivos. La delincuencia solo se desplaza (…); aumenta en los alrededores y una vez que culmina la medida regresan al mismo lugar”.
Requerimos entonces, medidas efectivas y no efectistas; medidas con inteligencia y una estrategia detrás; medidas que consideren las recomendaciones de expertos nacionales, así como la evidencia nacional e internacional. No podemos seguir enfrentando a la principal preocupación de los peruanos con recetas que ya han demostrado no ser útiles.