En 1955 por un paro general, Arequipa casi se queda sin celebrar la Navidad

Por Carlos Meneses Cornejo

Arequipeños se declararon en huelga en repudio a un abuso de poder de Odría.

ESPECIALES: LOS AREQUIPEÑOS QUE YO CONOCÍ

Arequipa nunca perdonó el derrocamiento de su hijo ilustre y expresidente de la República, José Luis Bustamante y Rivero y peor aun cuando a instancias del entonces director de gobierno Alejandro Esparza Zañartu, Odría pretendió mantenerse en el poder por 6 años más acudiendo a maniobras que atentaron contra Arequipa y las elecciones libres.

En el camino otro ilustre arequipeño como Mario Vargas Llosa, entonces miembro del Partido Comunista, pidió una entrevista para hablar con el director de gobierno y pedirle autorización para llevar colchones, frazadas a penales donde había comunistas y apristas y pudieran resistir el frío de la capital.

En tal época y tiempo hablaron por vez primera en una parte de la Catedral de Lima y de tal diálogo resultó el libro Conversación en la Catedral que después comentaría Esparza diciendo que él había dado datos para el escrito de Vargas Llosa.

Esparza era cajamarquino, de la misma región donde nació, el expresidente Pedro Castillo Terrones, y cuando conoció a Odría fue nombrado como ministro del Interior.

Roberto Ramírez del Villar.

Por entonces enemigo jurado del régimen militar era un grupo limeño de gente adinerada que se autodenominó Coalición Nacional y que dirigía Pedro Roselló, también lo integraba el director de La Prensa, Pedro Beltrán y Manongo Mujica, quienes protagonizaron un mitin exitoso en Lima y ofrecieron realizar su segunda manifestación en el Teatro Municipal de Arequipa.

Entonces, Esparza Zañartu se propuso arruinar el proyecto coalicionista y ordenó demorar la autorización de entrega del Teatro Municipal; al frente de ese recinto en el primer piso estaba la tienda La Comercial S.A. y en el segundo un hotel cuyo total de habitaciones fueron alquiladas por el limeño que reclutó a 50 matones, a los que metió en un bus y los remitió a Arequipa con instrucciones de que estarían 5 días metiendo lío y medio en la ciudad.

Mientras demoraban los trámites, alrededor del 20 de diciembre de 1956 enviado por Esparza llegó a Arequipa un ministro de Estado que era arequipeño de nacimiento y que venía a preparar ambiente a favor de los afanes de Odría.

Los líderes de la democracia cristiana que dirigían el diario El Pueblo- después de que este fuera vendido por su fundador Edilberto Zegarra Ballón al limeño Juan Pardo Heeren que confió la dirección del diario al grupo demócrata cristiano presidido por Roberto Ramírez del Villar, quien contrajo matrimonio y pidió licencia, dejando la dirección a cargo de Héctor Cornejo Chávez- reclamaron como cualquier cristiano que se concediera el Teatro Municipal a los coaligados.

Pequeñas masas recorrían la ciudad y pronto los gremios organizados decretarían un paro general de respaldo. Las puertas de la zona comercial fueron cerradas y las ventas de Navidad se suspendieron. Mientras en horas de la tarde y en la puerta del Teatro Municipal reclamaron los opositores de Odría, se armó un gran laberinto.

Alejandro Esparza Zañartu (der.).

Los matones bajaron de su alojamiento con armas blancas en mano y la Policía cooperó lanzando bombas lacrimógenas al interior del teatro. Allí perdió un ojo Óscar Balbuena Marroquín, hermano mayor de Simón, quien después sería alcalde elegido por el pueblo.

Era comandante general del Ejército, Ricardo Pérez Godoy, quien vio quemarse el Casino Militar que quedaba en la primera cuadra de la calle Mercaderes. El día 24 de diciembre, El Pueblo sacó una edición especial contra el gobierno y que incluía la partida de defunción del Partido Restaurador del Perú que dirigía Odría.

Miles de arequipeños con la primera página de El Pueblo puesta sobre el pecho reclamaban la entrega del teatro y se juzgue a los agresores. Era la primera vez que la portada de un periódico se exponía así a los lectores y un grupo de ellos llegó al local de El Pueblo que quedaba en la tercera cuadra de la calle Mercaderes y pidieron hablar con el director, quien los recibió fue Héctor Cornejo Chávez que cantó el himno nacional y el Entonemos del himno de Arequipa con ellos.

La ciudad estaba totalmente paralizada y recién después de las 15 horas del 24 de diciembre se levantó el paro, cuando Lima comunicó que el ministro del Interior, Esparza Zañartu había renunciado.

En 4 horas los arequipeños salieron disparados a las tiendas para comprar sus regalos de la Navidad de ese año. La Comercial trajo un avión lleno de cocinas a gas de kerosene para cumplir con entregarlas en la mañana del 25, los pedidos estaban hechos y en muchos casos pagados.

Héctor Cornejo Chávez.    

El júbilo era total, Arequipa había vengado a Bustamante. Odría tuvo que inscribir por presión pública, en Lima, al joven candidato Fernando Belaúnde Terry, pero este no ganó las elecciones.

Días antes de que se cumpliera el plazo otra venganza se produjo en el Perú. El jefe del Ejército tuvo un incidente con el presidente Odría y según muchas voces lo hirió de un balazo en una pierna, dejándolo incapacitado, luego huyó del país.

El ganador de las elecciones fue Manuel Prado y él estableció un régimen de convivencia con lo que quedaba del odriísmo.

Odría se fue a Tarma, su tierra natal y se enterró allí en una tumba que mandó hacer en la misma Catedral. Así fue la Navidad de 1956 que trajo como consecuencia el cambio de la municipalidad cuyos miembros fueron sustituidos y que encabezaba un amigo personal de Odría de apellido Gutiérrez Ballón.

              

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