Por: Carlos Meneses

Los sinvergüenzas que así actúan merecen ser condenados en formas lo más severas posibles, pues en casi todos los casos tenían denuncias anteriores por violencia que también afecta a los niños con los que conviven.

Resulta lamentable para los arequipeños tomar conocimiento de que en las últimas encuestas se han registrado 11 mil denuncias hechas por mujeres que fueron golpeadas por esposos o exparejas en la capital de la República.

El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables reveló también que, después de Lima, se han registrado 5 mil casos de características delincuenciales de parte de varones contra damas en Arequipa y otras 5 mil en el Cusco.

Sobre todo, en el caso ocurrido en Lima, las agresiones han sido despiadadas y solo vecinos han salido a acudir a las víctimas y los daños ocasionados están referidos a rostros, con el evidente propósito de deformar las caras de quienes en algún momento recibieron promesas de buen trato y de afecto. 

El Ministerio de la Mujer ha pedido a la Policía que sea severa y a los fiscales que apliquen castigos ejemplares a quienes tienen este comportamiento abominable.

Preocupa mucho que en el caso de Arequipa se advierta, al igual que en Lima y Cusco, cierta demora en la atención oportuna de los casos de parte de agente policiales y conocer que han sido personas que salen de sus hogares para defender a quienes son faltadas en la calle y amenazadas de volver a ser agredidas.    

En un caso ocurrido en la capital, las lesiones que presenta la persona afectada son delicadas y hay que advertir que solo cuando han salido vecinos atraídos por los gritos de auxilio se llamó a la fuerza pública para que detengan al agresor y conducir a la víctima a un hospital para su adecuada atención.