Las autoridades competentes no han sido capaces de mejorar la situación. Todo lo contrario.

Por Danna Felipe B.

Los transportistas informales se esconden tras el discurso «Todos tenemos derecho a trabajar». Sin embargo, parece que muchos están poco interesados en brindar los beneficios que la formalidad les da a sus clientes y, de paso, vulneran ese derecho en otras personas. Crean caos.

En la plataforma comercial Andrés Avelino Cáceres, la avenida del mismo nombre y otra llamada Vidaurrazaga, a diario se observan hileras de loncheritas y minivanes informales que se estacionan por tiempos prolongados para llenar sus vehículos o por el cierre de sus terminales no regulados.

«Las personas no pueden ingresar a la plataforma comercial Andrés Avelino Cáceres sin que sea un dolor de cabeza. Estos vehículos se cuadran y crean un tráfico insoportable. ¿Qué pasa entonces? Todas esas personas, posibles clientes, prefieren ir a otros mercados», dijo el presidente del mercado Nueva Esperanza, Javier Condori.

Condori Quispe explicó que, en lo que respecta exclusivamente a la municipalidad provincial, antes incluso de Navidad y Año Nuevo hubo el compromiso de mayor fiscalización en la avenida Vidaurrazaga. «Más que promesas, se necesita un trabajo continuo. Solo así habrá resultados. Falta voluntad, al parecer».