Viviendo en la caverna
Por: Ricardo Montero Reyes
En esta época de confusión (a escala nacional y global), sería muy útil plantearnos ciertos ejercicios filosóficos para mediante el pensamiento agudo encontrarles sentido a los hechos. Por ejemplo, por qué no empezar preguntándonos, ¿qué es real y cómo podemos acceder a la realidad?
Platón, uno de los primeros en permitirse en dar respuesta a esas preguntas, afirmó que la realidad no es una sola. Así, mediante la “Doctrina de los Dos Mundos”, explicó que existía el mundo de lo real y el mundo de lo aparente. En el primero, señalaba, habitan las Ideas, y en el segundo, todo lo que percibimos por nuestros sentidos.
De esta manera, sostenía que solo podían acceder al mundo de lo real y de lo verdadero aquellas personas que usaban el ejercicio intelectual del estudio ininterrumpido, aquellas que recopilaban y procesaban buena información.
Platón crea en el siglo V a.C. el relato conocido como el “Mito de la caverna” para explicar esta teoría. El sabio griego cuenta que dentro de una caverna vive, desde niños, un grupo de hombres sentados y encadenados de tal forma que no pueden mover ni siquiera las cabezas. Solo podían mirar hacia la pared enfrente de ellos. A sus espaldas existe una intensa hoguera y una pared construida a modo de biombo, y detrás de ese muro caminan hombres conversando y llevando objetos, cuyas sombras se proyectan sobre la pared que los encadenados miran fijamente. Platón sostiene que para los cautivos la verdad no sería otra cosa más que lo percibido por sus sentidos, en este caso, las sombras; pero si uno de ellos fuera liberado, pudiera ver lo que sucede fuera de la caverna y tomará información certera sobre lo que ve, poco a poco irá conociendo la realidad.
De esta manera, Platón crea una analogía: el mundo de la caverna es como el mundo en el que nos desenvolvemos el común de los hombres, compuesto por sombras. En este mundo no existe información certera, sino apariencias creadas por nuestros sentidos. Y de otro lado está la analogía entre el mundo exterior de la caverna y el mundo real o de las ideas, en el que se conoce lo verdadero.
¿Cómo acceder al mundo real? Platón lo resume en un solo pensamiento: liberemos al prisionero de su ignorancia, llevémoslo a la luz fuera de la caverna. Advierte, sin embargo, que el repentino tránsito de la oscuridad hacia la luz del sol lo cegara, y el prisionero afirmara que lo verdadero está dentro de la caverna, pues ha vivido por mucho tiempo en la oscuridad.
Este mito puede ser aplicado para explicar lo que sucede en nuestros días, cuando la sobreinformación de los medios de comunicación, la difusión de información incompleta, que no incorpora los elementos básicos de la contextualización, y la información falsa (fake news) son como sombras proyectadas dentro de una caverna mediática.
En este tiempo, la mala información está contribuyendo a que sigan existiendo hombres y mujeres viviendo en la caverna, prisioneros de sus pensamientos basados en información que no refleja la realidad del mundo de las Ideas.