Inversiones priorizadas del GORE Arequipa

VIDENZA INFORMA

Luis Miguel Castilla

La recientemente aprobada Ley de Presupuesto del Sector Público para el año fiscal 2026 destinó S/ 2868 millones al Gobierno Regional de Arequipa, lo que representa un crecimiento acumulado del 142% respecto al presupuesto aprobado hace una década. En el ámbito de la inversión pública, las asignaciones para el próximo año revelan una apuesta estratégica orientada a consolidar ventajas competitivas regionales: la formación de capital humano avanzado y la productividad agraria. Esto no solo expresa prioridades sectoriales, sino una visión de desarrollo económico con miras a elevar el potencial productivo de la región.

La Universidad Nacional de San Agustín concentra S/ 233 millones en inversiones destinadas a renovar infraestructura, equipamiento y servicios de investigación y desarrollo (I+D), de los cuales más de S/ 189 millones se dirigen a proyectos vinculados al fortalecimiento científico y tecnológico. La modernización del centro de microscopía electrónica —con una inversión de S/ 122 millones— evidencia la intención de potenciar la I+D aplicada, así como la capacidad de formar profesionales altamente competentes en áreas donde Arequipa busca competir globalmente. Esta orientación, correctamente gestionada, puede traducirse en una mayor articulación entre academia, sector privado y desarrollo de nuevas industrias.

Paralelamente, se impulsa la tecnificación del riego para contrarrestar el estrés hídrico que limita el rendimiento agrícola en el sur peruano. Aunque el grueso de la inversión en agua para riego proviene del Gobierno nacional, el GORE Arequipa prioriza más de S/ 4 millones en sistemas de riego parcelario orientados a pequeños productores y grupos de gestión empresarial —incluidos S/ 1,4 millones en Mollendo y S/ 2,3 millones en Yura—. La lógica es clara: sostener la competitividad agrícola en un contexto de cambio climático. No obstante, la fragmentación de proyectos podría disminuir el impacto si no se articulan en una planificación hídrica por cuencas y una estrategia de encadenamientos productivos.

Desde un enfoque de bienestar urbano, un elemento destacable es la inversión de S/ 7,2 millones para fortalecer el servicio de limpieza pública en catorce distritos del área metropolitana de Arequipa, ante la expansión demográfica y la presión por servicios más eficientes. Sin embargo, este esfuerzo sigue siendo limitado frente a brechas mayores en transporte urbano, vivienda y seguridad.

Una mirada analítica más amplia revela que la estructura actual del gasto privilegia sectores con alto retorno económico, pero es menos clara respecto al cierre de brechas sociales. La ausencia de un portafolio robusto de inversiones en infraestructura y servicios de salud, especialmente en provincias como Castilla o La Unión, constituye un riesgo de profundización de desigualdades territoriales. En un contexto donde la legitimidad gubernamental se mide cada vez más por capacidad de brindar bienestar tangible, este es un vacío que debe corregirse de manera prioritaria.

Comparativamente, mientras Piura y Cajamarca orientan mayores recursos al saneamiento básico, y Puno y Loreto apuestan por salud rural e integración vial, Arequipa opta por reforzar su ecosistema de conocimiento y producción. Aunque esa diferencia evidencia un posicionamiento estratégico que puede elevar la competitividad regional, plantea también la urgencia de un enfoque más equilibrado que asegure que las provincias alejadas y los sectores más vulnerables sean parte de ese progreso.

Transformar crecimiento económico en desarrollo humano es, así, el desafío técnico y político central. Ello exige que las inversiones en educación superior se vinculen con oportunidades reales de empleo e innovación en el territorio; que la modernización agrícola se complemente con acceso a mercados, infraestructura logística y gestión sostenible del agua; y que la expansión urbana se planifique pensando en equidad, sostenibilidad y calidad de vida.

Arequipa tiene la oportunidad de consolidar una visión moderna de desarrollo, pero para lograr que avance toda la región —y no solo quienes ya están mejor posicionados— es imprescindible que la inversión pública sea el puente hacia una prosperidad más inclusiva y territorialmente equilibrada. Solo así el crecimiento presupuestal se traducirá en bienestar y cohesión social para garantizar que el futuro prometido alcance a todos los arequipeños.

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