¿Cómo nació El Vallecito?

Fue la primera urbanización de Arequipa hecha a 500 metros de la Plaza de Armas de la ciudad.

LOS AREQUIPEÑOS QUE YO CONOCÍ

Por Carlos Meneses Cornejo

Cuando se acercaba el IV Centenario de la fundación de Arequipa, los gobiernos centrales: el transitorio del general Benavides y el constitucional segundo periodo de Manuel Prado transformaron la región de tal manera que cambiaron muchas cosas en la consideración nacional.

Eran los tiempos en que yo nací (1936) y pude conocer -también por la historia- que semejante empeño estuvo la Municipalidad Provincial y hasta la Iglesia católica que realizó en esta ciudad el II Congreso Nacional.

Ismael Cuadros Quintanilla fue también trabajador de la cervecería.

Pero también los círculos empresariales del sector privado aportaron- uno de ellos fue el liderado por Manuel J. Bustamante de la Fuente, distinguido abogado y buen político- promovieron obras figurando entre ellas la donación de los terrenos para la primera urbanización de vivienda que tuvo Arequipa y que se anunció con una publicación periodística en el diario El Pueblo el 20 de mayo de 1940.

La asociación proyectó una zona de vivienda de perfiles modernos a las calles las bautizaron con los nombres de arequipeños ilustres y con una plaza central que al final fue denominada San Martín, ubicada en Vallecito y en la que se rinde homenaje una vez al año al libertador sudamericano.

Los terrenos de cultivo, principalmente de cebada que allí había fueron convertidos en avenidas y calles con pistas y veredas bien terminadas y con servicios de luz, agua, alcantarillado y telefonía modernos. El grupo era liderado por un joven empresario de nombre Ismael Cuadros Q.

Según unos la “Q” era de Quintanilla, por el apellido de su madre. Dante Zegarra en su Diccionario Biográfico de Arequipeños Ilustres lo confirma, mientras otros decían que era por el apellido Quispe.

Toda la zona en trabajo aparece debajo de la cervecería entonces llamada alemana y que después sería inscrita como “arequipeña”.

Bustamante de la Fuente era amigo y conocido de Manuel Prado con quien tenía parentesco por el lado de madre y habló con el presidente en Lima y le preguntó si se proponía unirse a los aliados como Inglaterra y Francia que se defendían de la agresión de nazistas, fascistas de los japoneses. La conversación terminó cuando Prado le dijo que Perú no enviaría tropas a combatir, pero que había declarado la guerra y facilitaría la deportación de personas y la expropiación de los bienes de quienes tuvieran nacionalidad alemana, italiana o japonesa.

Bustamante replicó diciendo que era injusto, pero Prado se ratificó en sus palabras, el abogado arequipeño volvió de inmediato y comenzó a cambiar la estructura legal de la cervecería alemana de Arequipa por el nombre de “arequipeña” que seguiría fabricando la mejor cerveza peruana mientras en el Cusco se lucían con una cerveza negra exclusiva.

En esta vivienda habitó el poeta Cesar «Atahualpa» Rodríguez.

El poeta César “Atahualpa” Rodríguez fue invitado por los promotores para adquirir uno de los terrenos, aceptando este un lugar que estaba a lado de la casa de los dueños de la cervecería alemana que cambió a la denominación de “arequipeña”.

Muchos arequipeños prominentes en lo económico y en lo social dejaron sus casonas del centro para irse a vivir a la urbanización proyectada. En la plaza de Vallecito se instaló la vivienda de Bustamante de la Fuente y también destacó el hotel El Balcón que tiene balcones de madera tallada, otra de las atractivas casas es la ubicada en la intersección de las avenidas 28 de julio y San Martín a la que se llama vivienda de duende.

Retrato de Manuel J. Bustamante de Fuente ingresó a la Galería de arequipeños ilustres.

Citaremos algunos de los apellidos de las primeras familias que vivieron en Vallecito: Muñoz Najar, Bedoya Forga, Landázuri, Arce y que dieron origen a nuevas urbanizaciones que después se habilitaron empezando por Los Álamos.

Todo fue consecuencia del inevitable crecimiento y desarrollo de la urbe que es hoy la Arequipa del presente y que también fue perdiendo las áreas de cultivo que tenía. Era una suma de chacras y no había aquí ninguna hacienda de proporciones. 

Arequipa ratificó su calidad de ciudad de clase media cuando al Vallecito acudieron como errantes los dueños de las casas del centro para después buscar otros lugares alejados de sus originales límites.

Los balcones de madera tallada y la casa encantada llaman la atención de los transeúntes que caminan por la zona.

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