Cambios de gerentes en GRA generan la paralización de obras por S/ 7 mil millones

Por Jorge Turpo R.

Arequipa se ubica entre las cinco regiones con mayor rotación de funcionarios a nivel nacional. Esta situación genera el retraso en las obras y proyectos en la gestión del gobernador, Rohel Sánchez.

BALANCE DE 3 AÑOS DE GESTIÓN

En Arequipa, cuando una obra pública por fin empieza a avanzar, ocurre algo previsible: cambian al gerente regional o al gerente de infraestructura. Con cada relevo, los proyectos se frenan, los expedientes vuelven a los escritorios y las obras quedan detenidas a medio camino. No es una excepción ni una coyuntura, es una constante que define la gestión regional actual.

El gerente regional es una pieza clave del Gobierno Regional de Arequipa (GRA). Es quien gestiona los recursos para colegios, postas, hospitales y carreteras; coordina con los sectores, firma expedientes técnicos y da luz verde a licitaciones, de acuerdo con lo establecido en la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales (Ley N.° 27867).

Sin embargo, en Arequipa, cada vez que un funcionario empieza a entender cómo destrabar los procesos, ya está siendo reemplazado.

Un informe reciente de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) revela que, en los últimos tres años de la gestión del gobernador regional, Rohel Sánchez, los gerentes han durado en promedio apenas seis meses en el cargo.

Esta inestabilidad ha colocado a Arequipa entre las cinco regiones con mayor rotación de funcionarios a nivel nacional.

El problema no es solo administrativo, sino profundamente político. Aunque estos cargos exigen alta especialización técnica y experiencia en gestión pública, en muchos casos los nombramientos responden a criterios políticos y no meritocráticos.

Las consecuencias son evidentes: Arequipa registra hoy más de S/ 7,700 millones en obras paralizadas, el monto más alto del país.

A ello se suma un dato alarmante: en los últimos cinco años, más del 45 % del presupuesto regional no se ha ejecutado, lo que equivale a más de S/ 1,900 millones que no se transformaron en servicios, infraestructura ni bienestar para la población. No es falta de recursos. Es incapacidad para gestionarlos.

Las áreas más sensibles del Gobierno Regional reflejan con claridad este problema. En la Gerencia Regional de Infraestructura, una de las más estratégicas, se han sucedido más de seis gerentes en solo tres años.

Lo mismo ocurrió en Logística, oficina clave para los procesos de adjudicación, compras y contrataciones, donde la alta rotación ha generado cuellos de botella permanentes.

En el sector Salud, la inestabilidad ha sido aún más visible. Varios gerentes no duraron ni dos meses en el cargo, hasta que finalmente retornó, Walter o Porto, quien ya había tenido una primera gestión sin resultados significativos.

El impacto es concreto, después de tres años, el Hospital Honorio Delgado no ha podido adquirir un resonador magnético ni un tomógrafo, pese a que existen recursos disponibles.

En Educación, si bien hubo continuidad en la gerencia —Cecilia Jarita permaneció casi tres años—, los resultados tampoco acompañaron.

Los niveles de comprensión lectora y resolución de problemas matemáticos no mejoraron, y Arequipa continúa rezagada frente a regiones vecinas como Tacna y Moquegua.

El consejero regional, César Huamantuma, sostiene que la gestión de Rohel Sánchez ha estado marcada por la ausencia de un verdadero equipo de gobierno.

Recordó que el gobernador, exrector de la Universidad Nacional de San Agustín, prometió rodearse de profesionales de alto nivel. En la práctica, señala, se reciclaron funcionarios de gestiones pasadas, y la constante rotación terminó consolidando la ineficiencia.

SIN GRANDES PROYECTOS

Las consecuencias trascienden los números. Grandes proyectos estratégicos siguen postergados: Majes Siguas II fue transferido al Ejecutivo nacional; la autopista Arequipa–La Joya no se puede terminar; y el puerto Corío continúa siendo una promesa sin cronograma ni financiamiento claro.

No sorprende entonces que 8 de cada 10 arequipeños desaprueben la gestión regional, según cifras del INEI. La desconfianza no nace de la falta de anuncios, sino de la acumulación de obras inconclusas y promesas incumplidas. Arequipa ve hospitales, postas y colegios necesarios, pero detenidos.

Huamantuma plantea una reflexión de cara a las elecciones regionales de octubre de 2026: los ciudadanos deberían exigir que cada candidato presente su equipo de gestión antes de asumir el cargo.

Saber quién será el gerente general, y quiénes conducirán Salud, Educación e Infraestructura, permitiría evaluar si existe una mínima posibilidad de una gestión estable y eficaz.

Porque el desarrollo no llega con discursos ni con cambios constantes. Llega cuando hay estabilidad, meritocracia y continuidad. Llega cuando las obras se empiezan y se terminan.

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