Crisis política aún no ha terminado
Por: César Gutiérrez – El Montonero
El desenlace del gobierno de Pedro Castillo ha sido inesperado. Los promotores de la vacancia o la suspensión no tenían certeza alguna de contar con los votos necesarios; es más, horas antes de la sesión de vacancia programada para la tarde de ayer había señales de pesimismo. Ha sido el torpe intento de golpe de Estado del exmandatario lo que precipitó los hechos.
En un momento en que no podía existir duda alguna para vacar a Castillo por su intentona, se consiguieron 101 votos de un total de 130, si hacemos la comparación con los 105 votos conseguidos en la vacancia de Martín Vizcarra, que tenía prensa a favor y aprobación ciudadana alta, se demuestra que en condiciones normales muy difícilmente se hubiese conseguido sacar a Castillo del gobierno.
La sucesión a cargo de Dina Boluarte no las tiene todas consigo. Aún hay sectores que le recuerdan su campaña recaudadora de fondos para pagar la reparación civil para evitar que Vladimir Cerrón fuese encarcelado, luego de ser sentenciado en un proceso judicial.
También señalan a Dina por su paso como titular del Ministerio de Inclusión Social, donde cobijó durante meses a una viceministra allegada a Pedro Castillo y que no cumplía los requisitos para ejercer el cargo. Además, cuenta en su pasivo el salvataje reciente en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, en un proceso que podía haberla dejado fuera del cargo de vicepresidenta.
En el contexto descrito no está garantizada la estabilidad en la Presidencia de la República, en un momento en que el escenario internacional es complejo y amenaza no solo con bajo crecimiento sino también con recesión. Necesitamos que el gobierno se dedique a gestionar correctamente al Estado, y la interrogante es si está en condiciones de hacerlo.
Es inocultable que la mandataria no tiene la formación y experiencia para manejar el gobierno –ella misma debe ser consciente de sus limitaciones–, por lo que su mejor herramienta será un gabinete ministerial con amplio consenso entre las fuerzas políticas, conducido por un Premier que sea dialogante a tiempo completo.
Es el momento de tener ministros con conocimientos y experiencia en las materias de las carteras que conducirán, y que sepan manejarse en las aguas turbulentas de un Congreso y una opinión pública polarizados. No hay lugar para los tecnócratas puros, ni para políticos trajinados y confrontacionales. Nada fácil será la tarea de conformar el gabinete apropiado en tiempo récord.
Todos los ministerios tienen importancia, pero hay algunos en los que se debe tener el máximo cuidado: Economía y Finanzas (MEF), Transportes y Comunicaciones (MTC), Energía y Minas (Minem) e Interior (Mininter).
El profesional que se encargue del MEF tiene que ser una persona que genere confianza en los agentes económicos, evitando la corrida de capitales; más bien debería atraerlos. En el MTC, por el altísimo presupuesto que maneja, la transparencia y la capacidad de ejecución debe caracterizar al ministro. En el Minem, que concentra la inversión privada tanto en minería como en energía, el conocimiento de la problemática debe primar. Finalmente, en el Mininter no solo está el tema de la seguridad ciudadana sino también la designación de sus representantes políticos en las provincias, donde hay ambiente convulso por protestas sociales.
La oposición política debe conceder la tregua solicitada por la presidenta, a pesar de todos los señalamientos que tiene. No se puede vivir en un clima de inestabilidad permanente, está de por medio la viabilidad del país. Se espera que ella, con sus primeras decisiones como presidenta, genere condiciones para tener un gobierno que lleve al país a elecciones en el 2026.