La más noble de las profesiones
Por: Ricardo Montero – Periodista
En el transcurso del 2022, 86 periodistas fueron asesinados en el mundo, un 50% más respecto al promedio de los tres años anteriores, según Naciones Unidas. El drama, lamentablemente, tiene visos de empeorar. Solo en los dos primeros meses de este año ya fueron asesinados cuatro periodistas en México, país donde se registró el 20% de los asesinatos de estos profesionales en el mundo durante el 2022, y en el que han caído al menos 80 en los últimos diez años, de acuerdo con la organización Reporteros Sin Fronteras.
La vulnerabilidad de los periodistas, sobre todo de países de ingresos medios o bajos, como el nuestro, se agrava por el desempleo y la precaria situación laboral. Y también por los obstáculos para informar. Durante el período más duro de la pandemia del Covid-19, tres de cada cuatro periodistas dijeron haber sufrido restricciones, obstrucciones o intimidaciones para impedirles dar información, según una encuesta de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) a más de 1,300 periodistas en el mundo.
Al contrario de lo que ocurre en países de ingresos altos, en el Perú no contamos con registros sobre tasas de desempleo o de empleo informal de periodistas, pero existen evidencias de que estas son muy altas. En Estados Unidos, por citar un caso, un estudio al 2021 del Pew Research Center da cuenta de que entre el 2008 y el 2020 el número de periodistas debidamente empleados ha caído de 114,000 a 85,000.
El empleo digno y seguro está bajo amenaza en el mundo entero. Naciones Unidas ya ha advertido que los mercados de trabajo están sufriendo las consecuencias de las tensiones geopolíticas, del conflicto de Ucrania, de la desigual recuperación tras la pandemia y de la obstrucción de las cadenas de suministros. Según el organismo internacional, en este período tendremos un escenario de alta inflación y bajo crecimiento económico (estanflación). La consecuencia es el incremento de los precios, la caída del empleo, el deterioro de los salarios y la estimulación del empleo informal.
Los periodistas, como otros profesionales, están perdiendo empleo o caen en la informalidad. Además, cada año deben afrontar el oscurecimiento del mapa de la libertad de prensa en el mundo, como se ha advertido en el Foro Económico Mundial. Adicionalmente, enfrentan el riesgo de ser asesinados por corruptos y otros delincuentes, como los narcotraficantes.
Tengamos en cuenta que los periodistas deben informar al público, y que solo un público debidamente informado puede cumplir sus obligaciones y exigir a los gobiernos que rindan cuentas. Custodiemos su correcto ejercicio y hagamos menos precario su trabajo.
Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, ha advertido que “si no mantenemos, hoy, el espacio para la libertad de prensa, el orden mundial de mañana será sesgado, unilateral y perjudicial para todos nosotros”.