La pandemia de la violencia y el rol de padres y maestros maravillosos
Por: Juan Manuel Zevallos Rodríguez – Psiquiatra y magister en salud mental del niño adolescente y familia

Uno de los problemas más importantes que atraviesa nuestra sociedad son los altos índices de violencia, especialmente en el ambiente familiar.

HOY CONOCI EN EL MUNDO GENTE MARAVILLOSA

Según los indicadores de violencia familiar y sexual del INEI entre el 2009 y 2018, el 61,5% de mujeres de 15 a 49 años de edad que tienen o han tenido relación de pareja fueron víctimas de violencia psicológica; el 30,6% de violencia física y 6,5% de violencia sexual por parte de su actual o último esposo o compañero en algún momento de su vida. Solo el 44,5% de las mujeres que padecieron violencia física por el esposo/compañero u otra persona buscaron ayuda en personas cercanas, citando con mayor frecuencia a la madre (36,7%). Según el portal AURORA en Perú entre enero a julio del 2021 se atendieron 36 697 casos de violencia física, de las cuales el 85,7% correspondían a mujeres y 14,3% a hombres.

Durante la pandemia del COVID-19 se ha reportado un aumento progresivo de los casos de violencia en el único lugar del mundo donde esta debería estar totalmente proscrita: el hogar.

Según un reporte de la ONU en Perú antes que iniciara la pandemia, una de cada tres mujeres sufría de violencia física o sexual; una vez iniciada, se ha registrado un aumento considerable de llamadas a las líneas de atención de casos de violencia en el hogar.

Se estima que a nivel mundial cada año mueren más de 10 millones de niños debido a violencia intra familiar pero a la vez se indica que las cifras reportadas sola reflejaría una pequeña parte de esta terrible realidad.

Ante el espectáculo antes señalado hoy vengo y pregunto:

¿porque se genera la violencia en el ser humano?

¿somos seres vivos con una predisposición innata a desarrollar conductas violentas?

O ¿tenemos un proceso de aprendizaje social basado en la violencia que llega a predisponer nuestras acciones por el camino de la agresión?

Evidentemente cada ser humano es la suma de la expresión de sus genes y del continuo aprendizaje familiar y social; pero cuando hablamos de conducta el papel del aprendizaje y del desaprendizaje siempre tendrá un peso mayor.

Por ello hoy los invito a iniciar cruzada contra la violencia familiar, una cruzada que llene la mente de nuestros hijos de actos de bondad y solidaridad y que replete la mente de los padres y maestros de actos comprometidos con el respeto por la vida.

Me imagino, dentro de los alcances de esta cruzada, a padres maravillosos dedicados a diario a cultivar en el jardín mental de sus hijos la paciencia, tolerancia, empatía y solidaridad como herramientas necesarias para una adecuada convivencia social.

En este ambiente de compromiso con la salud mental de sus hijos, imagino a padres maravillosos enseñando a sus hijos menores de siete años la importancia del dialogo y del respeto en nuestras relaciones interpersonales.

Y me imagino con mayor alegría a maestros maravillosos trabajando como orfebres de la salud mental y de la convivencia social.

Imagino a cada maestro maravilloso de los cientos de instituciones educativas que hay a lo largo de nuestro país desarrollando hermosos programas de gestión emocional en aquellos niños que requieren aprender a consolar antes que manejar hábilmente un celular.

Me imagino aulas maravillosas donde los maestros de la paz y la armonía enseñen las habilidades de la solidaridad y la ayuda desinteresada a sus estudiantes. Imagino esas mismas aulas llenas de alumnos sin prejuicio y con la mirada pletórica de ternura.

Me imagino a maestros maravillosos en talleres grupales en miles de escuelas primarias enseñando el arte de enfrentar los miedos y temores. Y me imagino a todos aquellos estudiantes colmados mentalmente de amor propio, seguridad y empatía.

Y me imagino más, imagino un taller donde padres y maestros maravillosos lleguen a conciliar sus puntos de vista sobre la educación emocional de sus hijos y donde se coloque como principio básico de formación “ que es fuerte aquel que dialoga, que es débil aquel que golpea y que es sabio aquel que ríe con todo acto de la vida”.

Se que soy un soñador empedernido que a diario busca sumar un pequeño grano de arena a la salud mental de nuestra población, pero sé que con cada pequeño grano de arena se llegara un día a completar la playa de la felicidad en nuestra sociedad.

Nuestro país y nuestros hijos requiere el trabajo conjunto de padres y maestros maravillosos comprometidos con el mayor pilar del desarrollo social: la salud mental y emocional de sus hijos y el desarrollo como consecuencia de una cultura de paz.

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