¿Por qué no la cuna de una reforma institucional?
Por: Nicolás Besich, Coordinador General de VIDENZA Instituto.
En Arequipa, según los datos recogidos anualmente por la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho 2023), la corrupción es según la percepción de la ciudadanía el principal problema del país desde por lo menos el 2015. Incluso, durante el 2020, primer año de la pandemia y donde el sistema de salud colapsó totalmente en la ciudad blanca, un 58% los arequipeños señalaron a la corrupción como el principal problema del Perú. Este porcentaje se mantuvo para el 2022.
Como mencionamos junto con Luis Miguel Castilla y Janice Seinfeld en la introducción del libro recientemente publicado “Propuestas del Bicentenario: Rutas para el desarrollo institucional”, en los últimos años, problemas estructurales como la corrupción, y otros como la inestabilidad política, o la falta de una gestión pública meritocrática se han agravado. Arequipa no es ajena a esta realidad. No por nada, el analista político Gonzalo Banda, decía hace ya unos años “Castillo no es Hugo Chávez sino más bien un Elmer Cáceres”. Pero los arequipeños no solamente tenemos al hoy detenido Cáceres Llica como ejemplo de corrupción y mala gestión; está también el prófugo exalcalde Candia, quien como muestra de la normalización y tolerancia de la corrupción en el país, pide desde la clandestinidad se le paguen sus beneficios sociales. Estos ejemplos, quizás los más llamativos de Arequipa, se condicen con el puesto que logra la región en el Índice de Competitividad Regional (INCORE) publicado por el Instituto Peruano de Economía (IPE). Ya desde hace unas ediciones Arequipa si bien se ubica entre las regiones más competitivas del país, en el pilar de instituciones ocupa el puesto 19 de 25 regiones.
Urge entonces a Arequipa, entender la necesidad de concretar reformas institucionales que permitan revertir la situación actual. La dura experiencia de la pandemia nos mostró que el crecimiento económico de los últimos 20 años no fue suficiente. Si Arequipa quiere lograr una desarrollo sostenible, no basta con ser la ciudad de mayores ingresos promedios del país (Encuesta Permanente de Empleo Nacional, 2022), requiere cambios profundos en su gestión.
Sin lugar a duda, muchos de los cambios necesarios dependen del gobierno nacional y de un conjunto de actores que superan el contexto regional. Sin embargo, muchos otros se pueden y deben dar desde la propia región; empezando por los propios arequipeños. En una región que es cuna de algunos de los principales actores y momentos que contribuyeron a la construcción de nuestra República, es quizás momento de renovar laureles de ayer.