Congresistas y otros a quienes no alcanza el brazo de la justicia
Por: Alejandro Paz S.
Ya es usual y no llama la atención pronunciamientos de la Comisión de Ética del Congreso para la cual la ética es ficción y mayormente no alcanza a casi la totalidad de congresistas, quienes son incapaces de emitir juicio de valor no solo para sancionar a los que trasgreden la normativa sino que pueden tener una conducta altamente reprochable y al final de investigaciones estériles se archiva el expediente. No se puede entender que algunos congresistas que se supone tienen férrea formación militar y otros académica, no puedan deslindar posición para sancionar y repudiar actos lesivos, que permitan ser ejemplo para construir una sociedad de respeto, y no dejar antecedente que más adelante les pueda servir de salvavidas si igualmente son denunciados por alguna causal que pudiera ser materia de conocimiento de la devenida a menos Comisión de Ética.
Hace unos días se anunció sanción en contra del fiscal superior Rafael Vela Barba coordinador del Equipo Especial Lava Jato, por la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público, descargando el citado fiscal que la sanción es “absurda, abusiva y desproporcionada” sin entrar en mayores detalles de los hechos que dieran lugar a la misma, pero si habla de desproporcionada es qué admite alguna responsabilidad. Excusarse públicamente es victimizarse, pues es sabida su arrogancia con la que se refiere a investigados en los procesos que interviene, apasionado sin medida ni justificación en contra de quienes caen en sus redes, salvo algunas complacencias. Más allá de cuestionar a los sancionadores, debiera efectuar su defensa dentro del proceso, lo cual es señal de observancia de la reserva del mismo o es que la propia medicina cuando se toma es amarga y eso le sucede a Vela.
Se suma Patricia Benavides, Fiscal de la Nación, quien ha manifestado “Yo le ha expresado al fiscal Vela que continuará como coordinador del Equipo Especial Lava Jato; es decir, él tiene mi respaldo al igual que todos los coordinadores nacionales del Ministerio Público, pero les exijo resultados concretos”. Benavides desconoce a la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público, sobre el que no tiene injerencia alguna, aun cuando su jefe es cuestionado por haber presentado para su selección diplomas negados que enturbian su calidad moral. La Fiscal de la Nación está preocupada, pues sobre ella pesa todavía denuncia por favorecer a su investigada hermana por mal obrar en procesos judiciales perturbando la administración de justicia. Se ve ahora que entre faltosos se protegen olvidando que deben velar por la legalidad, y al parecer la ética también está ausente en los niveles más altos del Ministerio Público.
Estos simples casos, no hacen sino alejar el brazo de la justicia contra congresistas y funcionarios a quienes se les ha confiado el ejercer la noble función de laborar en el sistema de justicia nacional, que tengan los ojos vendados -aforismo- y la firmeza para conducirse diligentemente. En tanto no se cambie radicalmente a estos malos funcionarios y no se repita el elegir a nefastos congresistas, no es posible cambio inmediato para erradicar a estos elementos antisistema que demasiado daño causan al Estado.