¿Por qué se interesa la Iglesia por cómo vivimos en una sociedad?
P. Luis Andrés Carpio Sardón
La Iglesia, a través de su Doctrina Social, enseña cosas sobre cómo vivimos juntos los seres humanos: sobre cómo sería mejor que fuese la vida en sociedad, para que sea el ambiente donde nos podamos desarrollar mejor como personas.
Cabe, sin embargo, que nos preguntemos si éste es un tema propio de la Iglesia y por qué.
Lo que pasa es que nuestra convivencia dentro de la sociedad es muy importante. Más de lo que quizás pensamos.
Es dentro de esa convivencia que se desarrollan temas fundamentales para nuestra vida. Por ejemplo, la economía: todos vivimos de comprar y consumir cosas y servicios que necesitamos y que no seríamos capaces de alcanzar si viviéramos aislados.
Otro campo importantísimo que se desarrolla cuando sólo cuando vivimos juntos en sociedad, es la política que si bien no tiene tanto prestigio, termina siendo lo que determina hacia dónde vamos como sociedad y cómo nos dirigimos por ese camino. Nuestro país y los que nos rodean son lo que sus políticos han decidido que sean. La inmensa mayoría de nosotros simplemente nos “movemos dentro” del conjunto del país, pero no tenemos el timón. Los políticos sí lo tienen.
Lo mismo pasa con el trabajo: todos necesitamos ganar plata para vivir y salir adelante. Para eso nos especializamos y damos el servicio de nuestra especialidad para que los demás nos paguen por ello, y así es como funcionamos.
El Derecho, con las reglas de juego de la sociedad y con el sistema que imparte justicia permiten la única forma en que nuestra convivencia puede sobrevivir: el orden.
La cultura, que contiene todo lo que sabemos y los que somos capaces de expresar con nuestras capacidades superiores.
Todo eso es posible sólo donde dos o más personas viven juntas, en sociedad.
Y todo eso, además, termina influyendo mucho en la manera como cada uno de nosotros nos comprendemos a nosotros mismos y a los demás; y en las decisiones que tomamos sobre nosotros mismos y sobre los demás. Y también en cómo entendemos y respondemos a lo que estamos llamados a ser como personas.
La vida en sociedad determina cómo es nuestra vida humana: mejor o peor. Nos ayuda a ser mejores personas o peores personas.
Ante este panorama, es imposible que la Iglesia no vea con mucho interés todo lo que se vive, se hace y se decide en la sociedad y, sobre todo el nivel de calidad humana que se apunta a lograr en esa sociedad.
Así queda respondido que la vida humana en sociedad sí es un tema propio de la Iglesia y por qué.