Chile quería que Arequipa sea capital de Bolivia
Por Carlos Meneses Cornejo
Pretendía dar salida al mar por el puerto de Mollendo y no tener límites con Perú, revela libro de periodista Bernardino Rodríguez.
Cuando se inició la guerra entre Perú y Chile, Santiago tenía un plan para asegurarse la propiedad de Tacna, Arica y Tarapacá y para que Bolivia no lo hiciera tras una victoria chilena, una guerra resolvería que Puno y Arequipa se incorporarán a territorio boliviano y que La Paz tuviera contacto con el océano Pacífico por el puerto peruano de Mollendo.
El periodista mollendino, Bernardino Rodríguez, director de la revista Bella Arequipa y que también fue titular de la dirección del diario Correo ha entregado un libro denominado: “Mollendo, historia y vida” en el que reproduce una información publicada en el diario Herald de Nueva York, en la que hay documentos de los años 1881 a 1884 y cuya autoría corresponde a la historiadora Carmen McEvoy.
El periódico norteamericano publica en sus páginas una correspondencia remitida desde Lima con fecha 13 de noviembre de 1883, titulada Designios bolivianos donde se da cuenta de la estrategia chilena.
Rodríguez, en el documento que está incluido en una edición auspiciada por la Universidad Católica de Santa María, dice que invadido que fuera el Perú por las tropas chilenas, este país se proponía no entregar Arica y Tacna. Luego revela los detalles del Herald de Nueva York y precisa que Chile quería apoderarse de Mollendo o de Islay para establecer un territorio que no le obligara a tener relaciones fronterizas con Perú sino con Bolivia.
El artículo del diario norteamericano también precisaba que el Ecuador esperaba tener bajo su control la parte más septentrional de Perú, pero las discusiones intestinas que había en el país norteño obligaron a pensar en una solución diferente. De esto estaban enterados en Chile, pero para ellos, Bolivia era más peligrosa que el propio Ecuador.
El plan chileno obligaba a Santiago a tomar Mollendo y a ocupar Arequipa. Mollendo fue bloqueado por la escuadra chilena para asfixiar la economía arequipeña y para evitar el embarque o desembarque de soldados y armas al escenario de la guerra.
La fragata Magallanes y el acorazado Cochrane amanecieron a los 12 días de la declaratoria de guerra en la región del sur y como hubo resistencia, los buques enemigos descargaron sus baterías sobre los muelles de la costa peruana.
El cónsul de Alemania en el puerto, Adolfo Gigax de nacionalidad suiza, como decano del cuerpo consular agitando una bandera inglesa abordó una lancha para salir al encuentro de los buques de guerra y solicitarles que paren el fuego. Gigax fue abuelo del reconocido hombre de empresas y presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa, Percy Gigax Coloma.
Narra también Bernardino Rodríguez en su obra que la desgracia total ocurrió el 8 de marzo de 1880 cuando más de 2 mil soldados chilenos lograron desembarcar y quemaron todo el puerto mollendino.
Civiles mal armados de Mollendo y del Valle de Tambo se convirtieron en soldados improvisados y defendieron con lo que pudieron lo que fue barrido por las bombas, los cañones y los fusileros.
Tres ingleses de apellidos Foder, Fisher y Brown con el apoyo de jóvenes lugareños, junto a los hermanos Antenor y Daniel Málaga sembraron en el mar artefactos explosivos que debían hacer volar en pedazos siquiera a uno de los barcos chilenos.
El propósito fracasó por la delación de otro inglés que en la noche y con señales de luz advirtió el peligro a los buques.
Por el puerto de Mollendo pasó José Antonio de Lavalle, enviado especial del gobierno peruano, rumbo a Santiago a bordo del navío Loa para intentar detener la guerra y también por allí estuvo el presidente Mariano Ignacio Prado con destino a Arica, lugar donde instaló su cuartel general.
Mientras que el general boliviano, Hilarión Daza, fugado de Tacna, acompañado de un regimiento de soldados se embarcó en Mollendo hacia Europa al enterarse que en La Paz había sido derrocado de la Presidencia por el general Campero.
El Huáscar comandado por Miguel Grau también estuvo en Mollendo y ancló en el puerto por 2 días, según información de los corresponsales de diarios de Lima que viajaban a bordo. Cuando Grau llegó a Mollendo las campanas de las iglesias repicaron, las banderas fueron izadas y hubo otras facetas de contento en la vida del pueblo mollendino.
A la postre Mollendo fue destrozado. Arequipa salvó de la guerra por una decisión negociada con chilenos para que no hubiera en esta ciudad violaciones ni siquiera robos y el sueño chileno de convertirla en parte de Bolivia y a Mollendo en puerto del país vecino también se frustró.